domingo, 28 de febrero de 2010

El hombre lobo: Historia de amor y terror

El domingo 21 de febrero vi en el cine El hombre lobo (The wolf man), de Joe Johnston, director de películas americanas comerciales de aventuras como Jumanji, Rocketeer o Cariño, he encogido a los niños. Como todos sabemos, hay multitud de películas sobre este mito del terror, y el tema se ha tratado de infinitas formas en el cine, pero este film en concreto es un remake de otro de 1941. Esta nueva versión, ambientada, como la original, en el siglo XIX, tiene un nombre propio: Benicio del Toro, actorazo donde los haya, que además de ser uno de los productores de la película, interpreta al protagonista, Lawrence Talbot. Este es un actor de teatro británico, proveniente de la nobleza, que vuelve a su casa después de veinte años, tras recibir una carta de Gwen Conliffe, la prometida de su hermano, notificándole que su hermano ha desaparecido y pidiéndole ayuda para buscarlo. Cuando llega a la mansión, se reencuentra con su padre, con el cual no se hablaba desde que murió su madre, y su hermano aparece muerto en el bosque, con señales de haber sido asesinado brutalmente. En el pueblo todos dicen que hay una bestia feroz que está matando a la gente, así que la policía empieza a investigar… Es el hombre lobo, claro, pero ¿quién es el hombre lobo? La película en conjunto está bastante bien; es una mezcla acertada de drama decimonónico y de horror gótico, con su parte de romance, de efectos especiales y algo de gore. El maquillaje nos muestra a un hombre lobo muy clásico, las transformaciones son típicas, pero impactantes, y la atmósfera es muy poética, con la luna llena y los paisajes brumosos ingleses. El conjunto se beneficia del gran talento de Benicio del Toro, un actor con aspecto de brutote pero con un enorme carisma. Los demás actores también están muy convincentes: Hugo Weaving, Geraldine Chaplin, y Emily Blunt, muy guapa en su papel de heroína romántica. El único que no me gusta mucho es Anthony Hopkins, que interpreta al muy siniestro padre. Este hombre, a veces hace actuaciones impresionantes, pero otras veces, como en esta peli, sobreactúa un poco. Yo creo que El hombre lobo en general consigue lo que pretende: entretener y a ratos emocionar con esta nueva revisión de un personaje de leyenda, el licántropo que inspira miedo y también tristeza.

viernes, 26 de febrero de 2010

La cosa: Terror en la Antártida

Como ya sabéis (bueno, no sé si lo sabéis), El País ha sacado una colección de cine de terror, con películas de varias épocas, muchas de las cuales ya son clásicos: El resplandor, El exorcista, La semilla del diablo… Peliculones, con muchos extras y en un formato muy chulo de libro-disco. Las pelis vienen con el periódico de los domingos, pero… la distribución es un poco escasa, vamos, que cuesta trabajo conseguirlas. Así que ya sabéis, eso de “Cada domingo con su ejemplar de El País, consiga la maravillosa película”, no es del todo cierto; en Madrid no sé cómo será, pero aquí en Cádiz es una difícil búsqueda. Pues en una de esas búsquedas encontré La cosa (The thing), del maestro John Carpenter, uno de esos directores emblemáticos del cine de terror y ciencia ficción, que comenzó en los años 70 con films de serie b, y que tiene títulos tan originales y personales como 1997: Rescate en Nueva York, y su secuela 2013: Rescate en L.A., El pueblo de los malditos, o Fantasmas de Marte (una de esas pelis que no le gustan a nadie y a mí me encantan). La cosa (también llamada El enigma de otro mundo) es una cinta de 1982, remake de un clásico de 1951, y pertenece al subgénero de extraterrestres peligrosos e invasores. La acción se sitúa en una estación experimental en la Antártida, donde unos científicos descubren que un extraño ser que vino del espacio hace más de 100.000 años, quiere extenderse y apoderarse de nuestro planeta. La manera de hacerlo es invadiendo los cuerpos de los seres vivos que tiene cerca y haciéndose pasar por ellos, como hacían las vainas de La invasión de los ladrones de cuerpos, con algunas diferencias: no hace falta que estén dormidos, y los espectadores vemos todo el proceso de conversión. La película está llena de efectos especiales impactantes para la época en que fue rodada, y yo creo que también para la actualidad: cuerpos retorciéndose y transformándose, cuerpos abiertos en canal, vísceras de todo tipo… Sin embargo, a mí no me resultó desagradable, y yo odio el gore, pero más que gore es pura fantasía artesanal. Hay que recordar que es una peli de los 80, así que, nada de ordenador, todo maquillaje y prótesis. El creador de todo este alarde visual fue Rob Bottin, que desde luego hizo un trabajo asombroso. Pero los efectos visuales no dominan la cinta, porque también hay una parte fundamental de suspense. El pánico se apodera de los protagonistas cuando se dan cuenta de que el ente extraterrestre puede haber tomado la forma de alguno, o algunos, de ellos, así que está infiltrado allí mismo. Aquí tenemos un tema recurrente en el cine de Carpenter: las reacciones de varios personajes aislados en una situación límite y sin confiar los unos en los otros. La paranoia está servida. En estas situaciones de amenaza siempre hay alguien que tiene más iniciativa y se erige en líder del grupo; aquí es el personaje de McReady, el piloto de la base, interpretado por el maravilloso Kurt Russell, que es el principal protagonista de la acción y está fantástico en su papel de héroe duro y solitario. Por cierto, me encanta este hombre, sobre todo de joven, tenía muchísimo morbo, no sé qué hace casado con la repelente de Goldie Hawn. También tengo que mencionar la banda sonora; Carpenter suele componer la música de sus películas, y es una música muy particular, minimalista, simple pero muy inquietante. Aquí, aunque se encargó la banda sonora a Ennio Morricone, se distinguen también los acordes del sintetizador de Carpenter, que se repiten una y otra vez de una forma bastante terrorífica. La verdad es que La cosa es un peliculón, inteligente, muy emocionante, y brillante en el aspecto visual. Una obra que yo creo que no ha envejecido en casi 30 años.

miércoles, 17 de febrero de 2010

The road: Otro dramón post-apocalíptico

El sábado 13 de febrero vi en el cine The road (La carretera), de John Hillcoat, basada en una novela muy famosa y premiada, al parecer (yo no la conocía, pero bueno, yo es que de literatura no tengo mucha idea, la verdad). El autor de la novela es Cormac McCarthy, un escritor americano actual, autor también del libro en el que se basa la película No es país para viejos, de los Coen. The road es una película muy, muy apocalíptica, pero de una forma cruda, directa y descarnadamente realista. Esta vez la civilización se ha acabado por algún tipo de cataclismo del que no se dan casi explicaciones. La mayoría de la humanidad ha perecido, así como los animales, y las plantas también están desapareciendo. Todo está desolado, desértico y frío. Y si no hay animales ni plantas, tampoco hay comida, claro, así que muchos hombres se han vuelto caníbales, esto es lo más aterrador. Los protagonistas de la peli son un padre y un hijo que se lanzan a un recorrido hacia la costa, por caminos devastados, escondiéndose de la carretera y de los cazadores de personas. En su viaje se cruzan con otros supervivientes, tristes, desesperanzados o peligrosos. Pero ellos dos llevan casi todo el peso del film. Los actores que los interpretan son: Viggo Mortensen, que transmite muy bien la desolación y la necesidad de supervivencia y de proteger a su hijo; y un chico llamado Kodi Smit-McPhee, que está fantástico. Su personaje es todo bondad y pureza en una época de gente mala. Hay otros actores secundarios, como Charlize Theron y Robert Duvall. The road es a ratos lenta y contemplativa, a ratos salvaje, con algunas escenas de puro terror, y aunque nos muestra un mundo caótico y oscuro, también deja una cierta esperanza. Es una película de gran calidad y se pasa fatal viéndola, sobre todo porque estás presenciando algo terroríficamente real y cercano, un aviso de algo que podría estar a la vuelta de la esquina. ¿Nos encaminaremos al apocalipsis? Acojona pensarlo.

lunes, 15 de febrero de 2010

Sherlock Holmes: Superdetective en Londres

El lunes 8 de febrero vi en el cine Sherlock Holmes, dirigida por Guy Ritchie, conocido sobre todo por ser el último ex-marido de Madonna y por haber dirigido comedias negras de acción como Lock & stock y Snatch, cerdos y diamantes. Esta nueva versión de Sherlock Holmes nos cuenta uno de los casos investigados por el famoso detective del Londres victoriano y su ayudante el doctor Watson. Pero este Sherlock es muy distinto del que estamos acostumbrados a ver en las novelas y en todas las adaptaciones cinematográficas y televisivas; se puede decir que estamos ante un clásico modernizado, aunque la acción se sitúe en la misma época original, el siglo XIX. Sherlock Holmes, interpretado por Robert Downey Jr., ya no es un brillante detective gentleman inglés, sino un brillante detective inglés pendenciero, maníaco-depresivo y aficionado a las peleas callejeras de boxeo. Es un Holmes muy macarra; vamos, Robert Downey Jr. interpretándose a sí mismo. El doctor Watson, interpretado por el guapo Jude Law, sí es un elegante y perfecto gentleman, prometido con una señorita de la alta sociedad, y cuyo noviazgo intenta estropear el macarra de su amigo Holmes. La amistad y la química entre estos dos personajes opuestos es uno de los ejes principales de la peli, como en las típicas buddy movies (películas de colegas, tipo Arma letal o Tango y Cash). Otro eje es la acción; la investigación, con explicaciones enrevesadas, se mezcla con peleas, carreras y explosiones, y con momentos de comedia, en los que Robert Downey Jr. se desmelena y hace un poco el payaso. La comedia no llega a ser demasiado delirante ni cae en la parodia, menos mal. Me gustó la recreación de Londres, con ambientación gótica, oscura y tenebrosa, con conspiraciones y sectas diabólicas. Yo creo que es un film interesante, original y transgresor, y me parece muy bien esta innovación de un mito literario. A los fans del Sherlock Holmes clásico no les ha gustado nada, pero esta película está basada en un comic de un tal Lionel Wigram, así que tal vez no habría que criticar la peli sino el comic. A mí me ha gustado, además siempre me ha encantado Robert Downey Jr., aunque aquí está muy desastrado, pero sigue teniendo mucho morbo. ¿Y qué decir de Jude Law, guapo entre los guapos? Con estos comentarios frívolos me despido, recomendando la película para verla sin prejuicios.

domingo, 7 de febrero de 2010

Precious: Hiperrealismo social


Ya han salido las nominaciones de los oscars. Este año les ha dado por nominar diez pelis a la categoría de mejor película, cuando todos los años han sido cinco (la industria hollywoodiense está soltando mucha pasta); y yo soy tan absurda, que tengo la tradición de intentar ver todos los años las nominadas en esa categoría, en la de película de animación y en la de película extranjera (éstas sí que es imposible verlas todas). Las veo aunque piense que no me van a gustar; ya sabemos que los premios de los oscars se deben más que nada a las negociaciones y que no siempre ganan los que se lo merecen, pero a mí me encanta ese festival. Tiene tanto glamour… qué frívola soy. Total, que ahora tengo que ver un montón más de pelis, qué estrés. Por eso el domingo 7 de febrero fui a ver Precious, de Lee Daniels, sólo porque está nominada a mejor película; si no no la hubiera visto, porque no es el tipo de cine que más me gusta. El film es un dramón tremendo, un retrato durísimo de la vida de una adolescente en los barrios deprimidos de Nueva York. La adolescente se llama Clareece “Precious” Jones, vive en Harlem, es negra, pobre, con sobrepeso (con mucho sobrepeso) y su vida es una mierda: a sus 16 años, está embarazada por segunda vez de su propio padre, su primera hija tiene síndrome de Down, y su madre es una auténtica bestia que le insulta y le pega sistemáticamente. Va a una escuela de población marginal, claro, y no sabe leer ni escribir. Así de crudo, y así lo vemos en la película. Menos mal que el drama se suaviza un poco cuando la directora de su colegio, que sabe que le interesan las clases y que podría llegar a ser una buena estudiante, le anima a apuntarse en una escuela alternativa, donde hay muy pocos alumnos en cada clase, aunque también son marginales, y donde pueden aprender mejor. Allí hace amistad con las compañeras, que son todas unas locas adolescentes descerebradas, pero son graciosas, y con la profesora, que es el personaje más bondadoso de la película, menos mal, porque yo lo pasé fatal viendo tantas desgracias, una detrás de otra. Todos dicen que la mejor actuación es la de una tal Mo’nique, que interpreta a la madre de Precious, y la verdad es que la tía lo borda, pocas veces he visto un personaje tan odioso y tan patético. De todas formas, no me ha gustado mucho la peli, no porque sea mala, que no lo es, de hecho es muy buena. Pero tanto realismo me agota, sobre todo porque sabes que estas cosas sí que son reales. Es un film multipremiado, que se llevará unos cuantos oscars, y que les encantará a los académicos hollywoodienses: realista, crudo, con mensaje de autosuperación y trasfondo optimista, después de todo. Con mucha moraleja. Y para los que les guste sufrir en el cine.

Up in the air: Vivir viajando

El domingo 31 de enero vi en el cine Up in the air, de Jason Reitman, director de comedias indie de éxito como Juno y Gracias por fumar. Al igual que Juno hace dos años, Up in the air está ahora entre las nominadas al oscar a mejor película. Esta peli no es totalmente comedia; se puede considerar que tiene una parte de comedia del mundo de la empresa y otra parte de melodrama o drama psicológico y sentimental. El estilo es en todo momento bastante amable y fácil de ver, pero al mismo tiempo trata temas trascendentes y profundos. El protagonista, Ryan Bingham, interpretado por George Clooney, trabaja para una empresa especializada en despedir trabajadores de otras empresas. Cuando en una compañía quieren echar a alguien, llaman a éste o a otros profesionales, que van allí y se encargan de esta ingrata tarea (esto sólo se les ocurre a los americanos, en España no creo que haya nada parecido). Eso sí, todo disfrazado con un tono muy políticamente correcto y un mensaje eufemístico de autoayuda, porque es una empresa de recursos humanos (lo que yo digo, sólo se les ocurre a los americanos). El caso es que Ryan se pasa la vida viajando en avión por todo USA despidiendo gente, viviendo prácticamente entre hoteles y aeropuertos. Esto parece un poco agobiante y deprimente, pero a él le gusta este modo de vida y se encuentra como pez en el agua. Los hoteles son de super lujo, es cliente preferente de todo, y liga bastante (claro, es que es George Clooney). Así conoce a Alex (Vera Farmiga, la prota femenina de Infiltrados de Scorsese), una trabajadora viajera vip como él, con la que entabla una relación de “amigos con derecho a roce intermitente y sin compromiso”, ya que sólo se ven en los viajes de trabajo y en los hoteles de lujo, pero vamos, que se lo pasan bomba. Un día la empresa de Ryan contrata a una joven licenciada (Anna Kendrick, la amiga chismosa de la prota de Crepúsculo), que ha tenido una gran idea para ahorrar costes: despedir a la gente por videoconferencia, así los empleados ya no tendrán que viajar tanto (lo que no sé es cómo no se les había ocurrido antes). Pero esto a Ryan no le hace ninguna gracia… Esta es una de esas películas que le gustará a casi todo el mundo, incluida yo. Es agradable de ver y mezcla acertadamente todos sus elementos: comedia inteligente y de buen gusto, melodrama romántico, con algo de drama psicológico y autoparodia hacia el sistema empresarial actual. Trata el tema de la soledad de una forma reflexiva y melancólica. George Clooney está muy bien en su papel, como siempre; este hombre, además de sex symbol e ídolo de mujeres de todas las edades, es un gran actor. Vera Farmiga no me hace mucha gracia, aquí hace más bien de mujer florero. Pero la mejor es Anna Kendrick, que hace un personaje muy completo: divertida, humana y con inseguridades. La otra cara de la super woman profesional; ya era hora.


La cuarta fase: Abducidos

El sábado 30 de enero vi en el cine La cuarta fase (The fourth kind), de un tal Olatunde Osunsanmi (vaya nombrecito tiene el director). Es una película que está creando mucha polémica, aunque no división de opiniones, porque casi todo el mundo (menos yo, claro) está de acuerdo en que es una mierda, así como suena (es lo que he leído y oído por todos lados). Javi, mi novio, también opina lo mismo, de hecho se salió del cine a la media hora diciendo que estaba aburridísimo y que en la peli no pasaba nada. En realidad yo creo que la gente está indignada porque la historia, que supuestamente está basada en hechos reales sobre testimonios de personas que han sido abducidas por extraterrestres (es lo que te cuenta la publicidad y la promoción de la peli y también los actores hablando al principio), resulta que es totalmente inventada. Han hecho una campaña en los medios y en internet vendiéndonos que vamos a ver imágenes reales, sin desmentirlo en ningún momento, y después, leyendo por ahí, te enteras de que todo es un montaje y que incluso multaron a la productora, Universal, por intentar engañar a los espectadores. La verdad es que comprendo que el público esté cabreado; yo no lo estoy porque ya sabía todo eso antes de ir a ver la película, y de todas formas no me hubiera creído que lo que sale ahí es verdad. De hecho, no sé cómo alguien se lo puede creer, pero bueno… Dejando aparte lo del engaño, el film me parece bastante interesante y bien hecho. La protagonista es una psicóloga que vive en un pueblo perdido de Alaska llamado Nome, y que está intentando superar el trauma de la trágica muerte de su marido, asesinado en su propia casa sin que hayan encontrado al culpable. Tiene dos hijos, una niña que debido al shock se ha quedado ciega (qué dramón), y un adolescente rebelde siempre cabreado. Sus pacientes últimamente presentan síntomas comunes: todos sufren grandes crisis de pánico por las noches y cuando se despiertan no recuerdan por qué les ha pasado eso. Sólo parecen recordar bajo hipnosis… Total, que en ese pueblo ocurren muchas cosas raras. La psicóloga está interpretada por Mila Jovovich, y en la acción se alternan continuamente la dramatización de los hechos, con actores interpretando a los supuestos personajes reales, y con las supuestas sesiones grabadas con los pacientes reales y entrevistas a la psicóloga real, que no lo es, porque todos son actores interpretando. Pero esto último nunca te lo dicen, y la gente sale del cine pensando que esas imágenes son de verdad, la gente ingenua, porque resulta muy inverosímil creerse eso… Pero como ficción me parece una cinta realmente inquietante, bien realizada, y con algunas escenas bastante aterradoras. Al principio sólo sale gente hablando, pero después ocurren cosas bastante emocionantes. La historia me inspiró algo de miedo interior. Una cosa es que no me crea los hechos tal como los presentan ahí, con gente levitando y teorías propias de Cuarto milenio (que, por otra parte, me encanta) y otra cosa es que no piense que a lo mejor no estamos solos en el Universo… la verdad es que no lo sé, y bueno, cada uno que piense lo que quiera, pero por favor, no os creáis todo lo que os ponen en una pantalla. Yo a veces dudo hasta de lo que tengo delante de los ojos…

viernes, 5 de febrero de 2010

Callejón infernal: Otra rareza apocalíptica

El sábado 23 de enero, además de La herencia Valdemar, vi Callejón infernal (Damnation alley), de Jack Smight, otra de esas películas antiguas raras de serie b que tanto me gusta rescatar. Es una peli de 1977, que por lo visto en su día fue un fracaso, y que ahora poca gente en el mundo conoce, a pesar de estar protagonizada por George Peppard (Hannibal de El equipo A), y Jan Michael Vincent, un guaperas de la época (nadie se acordará, pero era el prota de la serie de los 70-80 Vientos de guerra). Callejón infernal es una cinta de aventuras apocalípticas, y como ya os habréis dado cuenta, a mí me encanta todo lo apocalíptico, así que tenía que verla. Esta vez el fin del mundo se produce por la Tercera Guerra Mundial nuclear que tanto miedo nos daba ya en esa época. El lanzamiento masivo de misiles, además de llevarse por delante a casi toda la humanidad, provoca que el eje de la Tierra se desplace (qué heavy), y en consecuencia se altera todo el clima del planeta (normal, es lo menos que podía pasar), ocurriendo todo tipo de catástrofes sin control: tormentas solares, inundaciones, sequías… Los protagonistas son militares que están en su base cuando tiene lugar la destrucción. Dos años después, el mundo sigue devastado, pero ya se puede respirar el aire de fuera, así que los pocos supervivientes de la base deciden ir en sus super-vehículos todo terreno hacia Albany, porque han captado una señal de radio procedente de allí. Entre ellos están Denton (George Peppard), el oficial superior, y Perry (Jan Michael Vincent), cuyos caracteres chocan bastante porque Denton es prudente, organizado y autoritario y Perry es el típico guaperas-macarra-chulito-impulsivo. En su viaje se tienen que enfrentar a todo tipo de peligros: las catástrofes atmosféricas, insectos gigantes y cucarachas mutantes, paletos freaks asesinos… También se encuentran por el camino a otros supervivientes que se unen a ellos: una joven (interpretada por Dominique Sanda, una actriz francesa muy guapa) y un muchacho (interpretado por Jackie Earle Haley). La peli es una joyita setentera de serie b: argumento simple, reflejando los miedos del público de la época (por lo de la guerra nuclear), efectos especiales cutrísimos, pero en conjunto divertida y original (en mi opinión, claro). Hay partes muy lentas y repetitivas, las escenas de acción tampoco están muy elaboradas, pero son más o menos emocionantes. La fotografía me parece fascinante, muy básica, con paisajes desérticos y cielos de colores psicodélicos. Y Jan Michael Vincent está buenísimo, la verdad (ahora por lo visto está muy echado a perder, como Mickey Rourke). Total, que la película es mala, y yo comprendo que no le guste a nadie (a los pocos que la conocen), pero yo me lo pasé en grande viéndola. Para mí ya es una obra de culto.