domingo, 7 de febrero de 2010

Precious: Hiperrealismo social


Ya han salido las nominaciones de los oscars. Este año les ha dado por nominar diez pelis a la categoría de mejor película, cuando todos los años han sido cinco (la industria hollywoodiense está soltando mucha pasta); y yo soy tan absurda, que tengo la tradición de intentar ver todos los años las nominadas en esa categoría, en la de película de animación y en la de película extranjera (éstas sí que es imposible verlas todas). Las veo aunque piense que no me van a gustar; ya sabemos que los premios de los oscars se deben más que nada a las negociaciones y que no siempre ganan los que se lo merecen, pero a mí me encanta ese festival. Tiene tanto glamour… qué frívola soy. Total, que ahora tengo que ver un montón más de pelis, qué estrés. Por eso el domingo 7 de febrero fui a ver Precious, de Lee Daniels, sólo porque está nominada a mejor película; si no no la hubiera visto, porque no es el tipo de cine que más me gusta. El film es un dramón tremendo, un retrato durísimo de la vida de una adolescente en los barrios deprimidos de Nueva York. La adolescente se llama Clareece “Precious” Jones, vive en Harlem, es negra, pobre, con sobrepeso (con mucho sobrepeso) y su vida es una mierda: a sus 16 años, está embarazada por segunda vez de su propio padre, su primera hija tiene síndrome de Down, y su madre es una auténtica bestia que le insulta y le pega sistemáticamente. Va a una escuela de población marginal, claro, y no sabe leer ni escribir. Así de crudo, y así lo vemos en la película. Menos mal que el drama se suaviza un poco cuando la directora de su colegio, que sabe que le interesan las clases y que podría llegar a ser una buena estudiante, le anima a apuntarse en una escuela alternativa, donde hay muy pocos alumnos en cada clase, aunque también son marginales, y donde pueden aprender mejor. Allí hace amistad con las compañeras, que son todas unas locas adolescentes descerebradas, pero son graciosas, y con la profesora, que es el personaje más bondadoso de la película, menos mal, porque yo lo pasé fatal viendo tantas desgracias, una detrás de otra. Todos dicen que la mejor actuación es la de una tal Mo’nique, que interpreta a la madre de Precious, y la verdad es que la tía lo borda, pocas veces he visto un personaje tan odioso y tan patético. De todas formas, no me ha gustado mucho la peli, no porque sea mala, que no lo es, de hecho es muy buena. Pero tanto realismo me agota, sobre todo porque sabes que estas cosas sí que son reales. Es un film multipremiado, que se llevará unos cuantos oscars, y que les encantará a los académicos hollywoodienses: realista, crudo, con mensaje de autosuperación y trasfondo optimista, después de todo. Con mucha moraleja. Y para los que les guste sufrir en el cine.

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