lunes, 31 de mayo de 2010

No profanar el sueño de los muertos: La máquina que fabricaba zombies

No profanar el sueño de los muertos (Non si deve profanare il sonno dei morti), es una coproducción hispano-italiana de 1974, con director español, Jorge Grau, y rodada y ambientada en Inglaterra. Esta mezcla es un poco para echarse a temblar, sin embargo, nos hallamos ante una rara joyita dentro del cutre y olvidable panorama setentero del cine fantástico español; una de esas pelis a rescatar, junto con unas pocas, como las de los templarios de Ossorio y Pánico en el Transiberiano, de Eugenio Martín. Es una cinta del subgénero zombie, y según confesó su propio director, un homenaje a La noche de los muertos vivientes, de George A. Romero. La localización inglesa le da un aire muy british y bastante cool para su tiempo. Además tiene una parte de denuncia ecologista, muy ligada a la mentalidad hippy de la época. La pareja protagonista son un chico y una chica que, sin conocerse, se ven obligados a viajar juntos por la campiña inglesa cuando el coche de ella choca contra el de él. En un ambiente de tranquilidad y bucólicos paisajes, empiezan a suceder cosas extrañas. La chica tiene un encontronazo con una especie de psicópata desquiciado que intenta agredirla, pero lo más terrorífico es que la descripción corresponde con un vagabundo que había muerto unos días antes. Los cadáveres se levantan de sus tumbas y tienen ansia de carne humana. El motivo de este cataclismo, como siempre, es la acción humana; resulta que en la zona están usando una nueva máquina para eliminar las plagas de insectos, que funciona con ultrasonidos, y eso tiene un “pequeño” efecto colateral: los ultrasonidos actúan sobre el sistema nervioso de los muertos recientes, resucitándolos y provocando una furia asesina en ellos. La delirante explicación es que, en los muertos, el sistema nervioso sigue funcionando primariamente por un tiempo. Pero es que ese efecto también se produce en los bebés, ya que su sistema nervioso es todavía rudimentario, o algo así. El argumento es muy surrealista y no hay por donde cogerlo, pero así son todas las pelis de zombies, ¿no? El suspense se va introduciendo de forma magistral en medio de la naturaleza tranquila y silenciosa. Pero cuando empieza la acción, no da mucho miedo que digamos; vista hoy en día, hay escenas cutres y divertidas sin pretenderlo. Reacciones un poco absurdas, persecuciones que parecen improvisadas, y los muertos vivientes van muy despacito, tanto que te preguntas cómo pueden coger a alguien, pero eso es lo normal en las películas de aquella época, también en las del maestro Romero. Recuerdo que echaron esta peli en la tv hace unos 30 años, en el espacio Mis terrores favoritos, de Chicho Ibáñez Serrador. Al día siguiente todo el mundo comentaba lo sangriento que era el film. Y la verdad es que hay algunas escenas gore, con los resucitados descuartizando y comiendo corazones e higadillos, que te revuelven un poco el estómago. El reparto, compuesto tanto por actores españoles como ingleses, está muy a la altura. La pareja protagonista está interpretada por Cristina Galbó, muy guapa y con aire británico, y Ray Lovelock, en un papel de joven hippy idealista. Hay un policía reaccionario y bastante borde, encarnado por Arthur Kennedy. La mejor es Jeannine Mestre, que interpreta a la hermana yonki de la prota, y que está genial con cara de alucinada y ojos desorbitados. En fin, que ésta es una película de culto, un clásico entrañable del género; no pasas mucho miedo viéndola, pero lo pasas bien.

lunes, 24 de mayo de 2010

Jóvenes ocultos: Jóvenes vampiros ochenteros

Otra de las pelis de la colección de terror de El País, que tanto trabajo me ha costado conseguir, es Jóvenes ocultos (The lost boys), de Joel Schumacher. Hace unas cuantas semanas la volví a ver por tercera o cuarta vez y me ha vuelto a gustar, aunque ya se le van notando los años, pero da igual. Es una película de 1987, que junto con la emblemática y recordada (bueno, al menos por mí) Noche de miedo, de 1985, representó un nuevo tratamiento del género vampírico, esta vez desde el punto de vista de los adolescentes; una temática que ahora está muy de moda, pero que en aquella época era bastante novedosa. Aquí no tenemos el melodrama romántico de la saga de Crepúsculo (que también me encanta), sino una comedia de acción juvenil muy de los 80. La historia comienza cuando los hermanos Michael, de unos 16 años, y Sam, de unos 12, tras el divorcio de sus padres, llegan con su madre a Santa Carla, un pueblo costero de California, donde van a vivir con su abuelo. Es un lugar donde algo oscuro flota en el ambiente, desde el principio se ve que pasan cosas raras, como que desaparece gente sin explicación. Michael empieza a salir con una banda de jóvenes liderada por David, un motero siniestro, su carácter cambia y comienza a sufrir una extraña transformación… Su hermano Sam, junto con los hermanos Frogg, dos chicos de su edad que dicen ser cazavampiros, intentará ayudarle. La película está claramente dirigida a la juventud de aquel tiempo; la estética, las canciones, la convierten en un producto totalmente ochentero. Viéndola ahora parece muy desfasada y hortera, pero hay que ponerse en la época, y en aquella época todo resultaba de lo más cool y moderno. Hay algo de terror, aunque no es que dé mucho miedo, y menos vista hoy en día, y bastantes dosis de acción y comedia. El humor viene de la mano de algunos de sus personajes: los hermanos Frogg, interpretados por Jamison Newlander y el muy carismático Corey Feldman, y también Sam, interpretado por Corey Haim. Los dos Coreys, como se les conocía entonces, fueron estrellas infantiles y juveniles de la época, participando juntos o por separado en producciones exitosas, como Los Goonies, Cuenta conmigo, Lucas, Papá Cadillac... Por cierto, el pobre Corey Haim murió hace poco de sobredosis, parece ser que el peso de la fama pudo con él. Corey Feldman sigue en activo, afortunadamente, y le podemos ver de vez en cuando, aunque sea en subproductos de serie b. Casi todos los actores de Jóvenes ocultos fueron jóvenes promesas que hoy están medio olvidados. La pareja romántica protagonista está interpretada por Jason Patric y Jami Gertz. Jason Patric fue uno de los guapos oficiales de los 80 y 90, pero nunca ha llegado a ser demasiado famoso (su película más relevante yo creo que es la estupenda Sleepers, de 1996). Jami Gertz era otra de las musas del cine teen ochentero, como Molly Ringwald, y como Molly Ringwald, ha quedado un poco relegada a la tv y el dvd. Aquí interpreta a Star (Estrella en el doblaje español), la enamorada de Michael, una chica bohemia que va a todos lados con su hermana pequeña y también esconde algún secretillo… El que sí es conocido es Kiefer Sutherland, hijo del gran Donald Sutherland, un actorazo como su padre, que actualmente triunfa con el thriller televisivo 24, y que está muy bien en su papel del perverso y delirante David, el líder de los moteros. También tenemos a la fantástica Diane Wiest, actriz que toca todos los palos, y que aquí lo borda en el rol de sufrida madre de Sam y Michael. Jóvenes ocultos es una película de culto, lo fue casi desde su estreno, aunque está claro que no es una obra maestra, pero fue original en su época, divertidísima, y con un estilo propio. Adecuada para nostálgicos, como yo, de los 80. Por cierto, se han hecho dos secuelas en dvd, pero prefiero no verlas.

domingo, 23 de mayo de 2010

Malditos bastardos: Cazadores de nazis

Malditos bastardos (Inglorious basterds), es la última peli del iconoclasta y gamberro Quentin Tarantino, el antiguamente llamado “niño terrible de Hollywood”. En el cine no la quise ver, no me llamaba mucho la atención, pero después dijeron que era una de las nominadas al oscar a mejor película, y como yo siempre me vendo a la industria de Hollywood, pues decidí que la vería en dvd. La cinta es una mezcla de comedia negra y thriller de espionaje, con escenas de acción y altas dosis de violencia, como es habitual en su director. Está ambientada en la Segunda Guerra Mundial, en la Francia ocupada por los alemanes. Allí se cruzan los destinos de varios personajes y sus distintas historias. Una de ellas es una historia de venganza: la de Shosanna Dreyfus, una chica judía que ve cómo el malvado coronel Hans Landa asesina a toda su familia; ella consigue escapar a París, donde años después la vemos convertida en dueña de un cine. Otro personaje es el teniente Aldo Raine, que lidera una especie de grupo de la Resistencia: unos soldados, conocidos como Los Bastardos, que se dedican a cazar nazis y cortarles las cabelleras en plan apache (todo muy salvaje, así es Tarantino, los que hemos visto todas sus pelis ya lo sabemos). Este grupo recibe la orden de realizar una misión que podría derrocar al Tercer Reich, y para eso tienen que entrar en contacto con Bridget Von Hammersmark, una actriz alemana que trabaja como agente secreto de los aliados. La misión la tienen que llevar a cabo en el cine que dirige Shosanna, donde se va a proyectar una película de propaganda nazi a cuyo estreno van a acudir los principales dirigentes del partido, entre ellos el propio Hitler. Malditos bastardos tiene los dos ingredientes que nunca faltan en el cine de Tarantino: mucha palabrería y mucha violencia, pero de una forma que no resulta aburrida (bueno, a ratos creo que se excedía un poco). Las escenas se alargan porque los personajes hablan y hablan, y parece que no va a pasar nada, pero al mismo tiempo estás en tensión porque sabes que sí que va a pasar algo, hasta que se produce un brutal estallido de violencia, y entonces te das cuenta que Tarantino tiene destellos de genio. Esto lo ha demostrado en joyitas como Pulp fiction y Kill Bill (a mí me gusta más la 2, me parece más redonda que la 1, pero es cuestión de gustos). Lo mismo pasa en Reservoir dogs, ya que mientras la estás viendo lo pasas fatal, pero al mismo tiempo te das cuenta de lo buena que es la peli. En Death proof se le va mucho la olla, al final ya me resultaba un poco insoportable. Malditos bastardos también tiene partes donde yo pensaba que se había pasado tres pueblos (es que no soy muy de humor negro, lo reconozco). Pero luego hay escenas prodigiosas, como la primera, que te mantiene en vilo con un duelo psicológico hipnótico e influencias del spaghetti western; ese único fragmento ya es toda una lección de cine por sí solo. También hay que hablar de Christoph Waltz, ganador del oscar al mejor actor secundario por su impresionante interpretación del malísimo coronel Hans Landa, un psicópata sociable y carismático, que habla todos los idiomas del mundo, un auténtico lobo disfrazado de cordero. Las chicas de la peli son Mélanie Laurent (Shosanna), que no sé quién es pero lo hace muy bien, y Diane Kruger (Bridget), que está absolutamente espléndida. Brad Pitt es Aldo Raine, el líder de los Bastardos, en un papel caricaturesco y desmelenado, se nota que se lo ha pasado en grande. Recomiendo ver la peli en versión original, porque oírle chapurreando en italiano con acento americano, en una de las escenas más cómicas del film, no tiene precio. También sale Daniel Brühl haciendo de oficial nazi, en un rol que me pareció ambiguo y sorprendente. En conjunto me gustó la película, porque tiene momentos magistrales, aunque haya tanto diálogo y tanta violencia, no sé si gratuita, pero hay que reconocer que Tarantino, el niño terrible de Hollywood, es único e inimitable.

lunes, 17 de mayo de 2010

El discípulo: Jesucristo de Canal Sur


El domingo 2 de mayo vi en el cine El discípulo, de Emilio Ruiz Barrachina. La película pretende ser un acercamiento a los últimos días en la vida de Jesucristo desde una perspectiva revolucionaria, presentándolo como un líder político y espiritual más que como ser divino e Hijo de Dios. Esta teoría, al parecer, viene avalada por estudios recientes de historiadores. La narración de los hechos se mezcla con escenas de una conversación entre dos evangelistas, Lucas y Juan, cada uno con su propia versión de la historia: Lucas defiende la idea tradicional y mística, la de que Jesús era el Salvador y el Elegido para traernos el Reino de Dios; la opinión de Juan es mucho más desmitificadora: Jesús luchaba para liberar al pueblo de Israel de la invasión romana, daba discursos sobre una nueva era y sobre el Reino de los Cielos, en plan iluminado, e intentaba ayudar a la gente, pero sus acciones no eran milagrosas ni mucho menos. Está claro que la teoría de Lucas es la que ha llegado hasta nosotros. La película, como veis, es muy transgresora y podía haber sido muy polémica y muy interesante, pero para eso tendría que haber estado bien hecha, y no es así. El director, al parecer, es documentalista de Canal Sur, y se nota. Seguro que Canal Sur tiene documentales buenísimos, y esta peli hubiera estado muy bien como documental, pero como medio-ficción resulta muy cutre y rodada con pobreza de recursos. A mí eso normalmente no me importa, hay muchas películas que son cutres pero entrañables, o emocionantes, pero ésta sólo es aburrida y chapucera. Parece un vídeo casero: el montaje, la fotografía, la ambientación, todo es artesanal, en el mal sentido de la palabra. La cinta está rodada en pueblos de Granada y Almería y salen bonitas imágenes de olivos, castillos andaluces y desiertos almerienses, pero el color parece de super 8 (a lo mejor lo han hecho a propósito para que resulte más naif, no sé). La bso está compuesta de música clásica y melodías flamencas, para que no se nos olvide quién produce la peli; vamos, que a ratos parece que estás viendo un espacio de esos que nos ponen en la tv andaluza de relleno para promocionar los pueblos de aquí. Los actores también están fatal; Jesucristo es un tal Joel West, que está muy sobreactuado. Según el guión, su personaje es un Jesús fanático, a veces iracundo y a veces melancólico, pero lo único que hace es poner todo el tiempo cara de cabreado, no tiene más registros. Supongo que para darle proyección internacional, la mitad de los actores son españoles y la otra mitad ingleses, o anglosajones. La Virgen María es una tal Marisa Berenson, que por lo visto es una vieja gloria, y su personaje también es muy desmitificador porque tiene más hijos, o sea, que no es virgen, pero yo aquí lo único que veo es una vieja actriz con gesto de sufridora y rostro operado. María Magdalena es Ruth Gabriel, que nadie se acordará pero era la protagonista de Días contados, una peli de Imanol Uribe, de 1994, sobre terrorismo y bajos fondos madrileños. Es una mujer que, sin ser muy guapa, tiene cierto morbo, y como es la que mejor actúa de la peli, está bastante bien en su papel, también de sufridora y enamorada de Jesús. El más conocido es Juanjo Puigcorbé, que interpreta a Poncio Pilatos, cuya escena más relevante es cuando se lava las manos, pero porque estaba comiendo uvas. El pobre actúa como resignado y hace lo que puede con este guión tan malo. A los demás actores no los conozco; hay muchos ingleses, como he dicho antes, pero además es que tienen cara de ingleses. A veces me recordaba a La vida de Brian, parecía que de un momento a otro se iban a poner a cantar: “Always look on the bright side of life, lala lalalaaaaa…….”. Hay escenas de lucha y acción, pero también parecen cómicas. Yo no me di cuenta, pero Javi asegura que vio morir a uno ¡dos veces! (¿sería que lo había resucitado Jesús?). La película podía haber sido muy polémica, podía haber sido de las que critican en la Cope, con manifestaciones a la puerta de los cines y el Papa excomulgando a los guionistas, pero, como es tan mala, nadie se la va a tomar en serio. Que nadie se ofenda, yo soy andaluza, pero por favor, Canal Sur que trate estos temas en documentales y deje la ficción para series como Arrayán.

jueves, 6 de mayo de 2010

Alicia en el País de las Maravillas: Regreso a Wonderland

El sábado 24 de abril vi en el cine Alicia en el País de las Maravillas (Alice in Wonderland), de Tim Burton, director sobradamente conocido que nos ha regalado multitud de obras en las que recrea sus mundos originales, fantasiosos y oscuros: Mars attacks, Sleepy Hollow, Charlie y la fábrica de chocolate… Ahora nos trae su particular visión del clásico cuento de Lewis Carroll, pero no es un remake, sino una secuela. La historia tiene lugar 10 años después de que Alicia visitara el País de las Maravillas. Ahora tiene 19 años, su padre ha muerto y su madre le ha preparado una boda de conveniencia con el hijo de un lord (estamos en el siglo XIX). Cuando está en la fiesta en la que va a recibir la petición de matrimonio de su prometido, que es un pánfilo total, Alicia escapa siguiendo a un conejo blanco, entra en una madriguera y llega hasta el País de las Maravillas, como la otra vez, aunque no recuerda nada de aquella visita. Allí vuelve a encontrarse con los extraños habitantes del lugar: el Gato de Cheshire, la Oruga Fumadora, los gemelos Twedledee y Twedledum, el Conejo Blanco, el Sombrerero Loco y la Liebre de Marzo… pero ella sigue sin acordarse de nada. También se encuentra con la Reina Roja, la villana de su anterior viaje, que gobierna en todo el país porque le ha quitado el poder a la Reina Blanca, su hermana y legítima soberana. Alicia se embarca en una aventura para ayudar a sus amigos a devolver el trono a la Reina Blanca. La película es toda fantasía y excentricidad, muy acorde con el estilo de Tim Burton. La mayoría de la gente la ha puesto fatal, dicen que no respeta la esencia de la novela. Yo leí la segunda parte, Alicia a través del espejo, además en inglés (toma ya, qué pedante soy), y creo que el director ha reflejado muy bien el carácter surrealista y enrevesado del texto (aunque no la crítica social y política), con sus jeroglíficos y juegos de palabras y sus irreverentes personajes. Alicia está interpretada por la joven Mia Wasikowska, que debuta con esta película, creo. Lo hace bastante bien y luce un vestuario espectacular. Johnny Depp es el Sombrerero, personaje que en las anteriores versiones era secundario, porque sólo aparecía con la Liebre de Marzo celebrando el no-cumpleaños, y aquí le han dado mucho protagonismo, por algo Johnny Depp es el actor fetiche de Tim Burton. El personaje es alocado, extravagante, histriónico, y a mí me sacaba de quicio. La malvada Reina Roja es Helena Bonham Carter, un personaje muy caricaturesco, con la cabeza hinchada por obra de los efectos digitales, histérica, caprichosa y maltratadora de animales. La angelical Reina Blanca es Anne Hathaway, en una actuación que parece una parodia de su papel en Hechizada o en Princesa por sorpresa. Esta obra ha tenido multitud de versiones en la gran y pequeña pantalla, pero siempre nos vendrá a la mente la peli animada de Walt Disney, de 1951, una de sus producciones más bizarras. La Alicia de Tim Burton es más oscura y barroca, un poco más adulta, pero tampoco mucho, ya que Disney también participa en la producción y seguro que ha estado ahí controlando para que el proyecto no se les fuera de las manos. A mí de todas formas me gustó, me metí bastante en la historia, maniquea, pero divertida, y visualmente es una maravilla, como no podía ser menos.

sábado, 1 de mayo de 2010

Furia de titanes: Aventuras mitológicas

El domingo 18 de abril vi en el cine Furia de titanes (Clash of the titans), remake de la película del mismo título de 1981, dirigida por Desmond Davis. Ésta la dirige Louis Leterrier, responsable de Transporter 1 y 2 y de Hulk 2 (horror), pero también de Danny the dog (menos mal). Tanto la primera Furia de titanes como ésta cuentan una versión libre del mito de Perseo; la primera cambiaba unas cuantas cosas de la leyenda original, y ésta cambia más todavía. Perseo era un héroe mitológico de la antigua Grecia, hijo de Zeus, el padre de los dioses, y de una mortal, Dánae. Siendo aún recién nacido, el marido de Dánae, Acrisio, los encierra en un cofre que arroja al mar. Un pescador los encuentra, salva al niño, porque la madre está muerta, y Perseo crece con él y su familia. Éste es el principio de la película, y tiene bastantes diferencias con la leyenda, pero no las voy a contar, no os preocupéis. Después de algunos avatares, Perseo, ya adulto, llega a Argos, ciudad donde ha caído una maldición porque sus habitantes han ofendido a los dioses y éstos anuncian que aniquilarán a la población si no les entregan a la princesa Andrómeda en sacrificio. Perseo, con más hombres (y una mujer, la sacerdotisa Io), se embarca en un viaje contrarreloj para intentar salvar a Andrómeda. Les suceden múltiples aventuras, que incluyen luchar con escorpiones gigantes en un desierto, donde viven una especie de tuaregs con cara de árboles, ir a visitar a las Grayas, tres brujas videntes con un sólo ojo (para las tres) y viajar al inframundo, reino del dios Hades, para matar a la peligrosísima Medusa y cortarle la cabeza. La película, como es lógico, es muy espectacular y tiene efectos impresionantes; yo me lo pasé muy bien viéndola. Parece que no ha tenido mucho éxito, la gente (sobre todo los de mi edad), la ha puesto a parir porque la comparan con la de 1981, pero yo creo que es un error comparar, porque son totalmente distintas. La del 81 es un producto típico ochentero, entrañable, imaginativa, es pura fantasía y los efectos especiales de stop motion, obra de Ray Harryhausen, son maravillosamente artesanales. En la Furia de titanes actual la magia de los efectos es digital, con el añadido del 3D (yo la vi en 2D, pero sigue siendo espectacular), también hay fantasía, pero hay más acción y ritmo vertiginoso. No creo que la actual sea peor por eso, sólo es más moderna. La Furia de titanes antigua es para mí una película emblemática e inolvidable, más que nada por la época, pero ésta también me gustó mucho. En la antigua teníamos a Laurence Olivier haciendo de Zeus, a Ursula Andress de Afrodita, y Perseo era el galán de la época Harry Hamlin, pero aquí tenemos a actorazos como Liam Neeson haciendo de Zeus y Ralph Fiennes de Hades, y Perseo es Sam Worthington, que me parece un actor con mucho carisma, ya lo dije en mi crítica de Avatar, y aquí está muy bien en su papel de héroe atormentado e introspectivo, porque en la Furia de titanes de 2010 también hay drama psicológico. Io y Andrómeda son Gemma Arterton y Alexa Davalos, actrices a las que no conozco de nada. El personaje de Io está totalmente metido con calzador y no tiene nada que ver con la leyenda original. Lo que más le reprocho a este remake es que hayan cambiado el mito como les ha dado la gana (también lo hicieron en la primera, pero menos), pero aparte de eso, yo creo que es un espectáculo digno de ver y entretenidísimo, y con eso me basta.