jueves, 14 de abril de 2011

MEME! Escenas para recordar

Por fin, después de varios días de convalecencia por mi alergia-conjuntivitis ocular, estoy recuperada y he podido participar en el juego que me propuso T-800, de MEGGIDO. Me lo he pasado muy bien rellenando las categorías de mis escenas preferidas de todos los tiempos, y la verdad es que no me ha costado mucho trabajo, me ha salido casi del tirón. Espero que me perdonéis si no propongo el juego a más bloggeros, es que, como he llegado un poco tarde, creo que ya todos habéis participado, así que, lo único que haré es proponer a quien lea esto, que, si le apetece rellenar alguna categoría y no lo ha hecho, pues adelante. Pues nada, allá voy:

ESCENA MÁS GRACIOSA: La vida de Brian: El senador, o lo que fuera, que no me acuerdo, Pijus Magnificus, delante del centurión, repitiendo: “My name is Biggus Dickus” (en inglés es más gracioso), y el centurión aguantando la risa, hasta que ya no puede más y suelta la carcajada, se lo llevan detenido y no para de reírse. Mira que la he visto veces y nunca dejo de descojonarme…

ESCENA MÁS TRISTE: Campeón: Sé que a todos os parecerá muy pastelosa, y seguro que preferís la peli original de King Vidor, pero a mí se me pone un nudo en la garganta con el pequeño T.J. (impresionante actuación de Ricky Schroder), en la versión de Franco Zeffirelli, llorando a lágrima viva mientras su padre se está muriendo: “¡Campeón, no te mueras!”. Los pelos como escarpias. También me he acordado del final de Cowboy de medianoche, peliculón en el que repite John Voight de protagonista, junto al maravilloso Dustin Hoffman. Ya no digo más, no quiero poner más spoilers.

ESCENA MÁS ALEGRE: De nuevo La vida de Brian, mi comedia favorita. Todos cantando al final en la cruz: “Always look on the bright side of life….la la la la la la la la…” (bueno, silbando)… Toda una metáfora de optimismo.

ESCENA MÁS AGRIDULCE: El cazador: Los amigos reunidos por última vez antes de irse a la guerra de Vietnam, sentados, sin hablar y tocando el piano. Pocas veces he visto una escena que transmita tanto sin decir nada.

ESCENA MÁS RARA: Casi todas las escenas de Asesinos natos, película donde se cambia continuamente de acción real a dibujos, a escenas musicales, o imitando programas de tv (creo recordar), para contar, de forma enloquecida, la historia de los psicópatas Mickey y Mallory.

ESCENA MÁS PERTURBADORA: Las conversaciones entre los padres Merrin y Karras y el Diablo, a través de Regan poseída, en El exorcista (bueno, excepto “Mira lo que ha hecho la guarra de tu hija”). También, todas en las que aparece Hannibal Lecter en El silencio de los corderos.

ESCENA CON MÁS SUSPENSE: El silencio de los corderos: Clarice en esa habitación oscura, sin ver nada, asustadísima, y vemos que el psicópata Buffalo Bill está detrás de ella… ¡qué sustoooo!

ESCENA MÁS ATERRADORA: Muchas de El resplandor, pero me quedo con la de la mujer saliendo de la bañera… Después de verla, estuve años mirando la bañera de mi casa cada noche antes de acostarme (ya sé que estoy muy loca).

ESCENA MÁS ROMÁNTICA: Matrimonio de conveniencia: Georges y Brontë, al final de la peli, mirándose a través de los cristales de la cafetería, sin decir nada, hasta que salen y se encuentran… ¡qué bonito y qué triste!

MEJOR DIÁLOGO: Mejor imposible: Melvin y Carol en el restaurante. Carol le pide al irritante Melvin que le diga un cumplido pero ya, Melvin consigue decírselo y ella se queda fascinada. Esta película tiene frases geniales: “-¿¿Pero por qué no puedo tener un novio normal?? –¿Novio?”; “Entra y procura no fastidiarlo todo siendo tú mismo”, y la mejor: “La primera vez que entraste en el restaurante me pareciste atractivo, pero entonces… hablaste”.

MEJOR ESCENA SIN DIÁLOGOS: Uf, estoy entre la escena final de El último mohicano y la escena casi final de Ghost ship. La de cosas que pueden pasar y se pueden contar en una secuencia sin hablar, llena de acción y con una música muy adecuada de fondo.

MEJOR ESCENA DE PELEA: Espartaco: El combate a muerte entre Espartaco y Antonino, no por el combate en sí, sino por lo que representa. Cada uno quiere matar al otro por amistad, para que no sea crucificado. “-¿Sabes lo que se tarda en morir en la cruz? -¡No me importa!”; “¡No dejaré que te crucifiquen!”. Sublime.

MEJOR ESCENA MUSICAL: Más que musical, es de baile, pero… Footloose. Ren enseña a bailar a su amigo Willard mientras suena de fondo “Let’s hear it for the boy”, de Deniece Williams. Me dan ganas de salir corriendo y dedicarme al baile. Jaja, se nota en qué época era yo adolescente, ¿no?

MEJOR ESCENA DE BAILE: Lo siento, pero sigo con la nostalgia pastelosa-ochentera. El baile final de Flashdance (“What a feeling”), y el baile final de Dirty dancing (“The time of my life”).

MEJOR DISCURSO: Es más bien un monólogo, pero… Una de las parrafadas que suelta Matt Damon (no me acuerdo en qué momento de la película) en El indomable Will Hunting. Sólo por eso se entiende que le dieran, a él y a su colega Ben Affleck, el oscar al mejor guión original.

MEJOR COMIENZO: El de Ghost ship, demoledor. Yo decía: “Si la peli ha empezado así, ¿cómo será el resto?” Y la verdad es que a mí no me defraudó.

MEJOR MUERTE: Quo vadis: El suicidio de Petronio, junto a su esclava y amante Eunice, presenciado por sus amigos, mientras dicta una carta final (y genial) a Nerón (y la cara que pone Nerón cuando la lee, no tiene precio)…

MEJOR CLIMAX: Carrie en la fiesta de graduación, feliz recibiendo junto a Tommy el premio de Reyes del Baile, mientras la mala malísima Chris prepara su macabra broma y Sue se da cuenta e intenta advertir a los profesores. Tres escenas paralelas seguidas del auténtico climax de la peli: la venganza de Carrie. Prodigio de Brian de Palma.

MEJOR FINAL: El de Seven. El resto de la peli no me gusta nada, I’m sorry, pero el final creo que es de los mejores y más adrenalíticos de la historia del cine (bueno, y toda la parte desde que aparece el maravilloso Kevin Spacey también es muy buena).

ESCENA QUE JAMÁS DEBIÓ SER FILMADA: No sé, la del ojo cortado en Un perro andaluz (ya sabéis que no me va lo gore, la verdad es que no he sido capaz de ver la escena, pero sólo la idea)… uf, me estoy mareando…

MEJOR ESCENA DE LA HISTORIA: Pues, para terminar con algo bonito y emotivo: no sé si es la mejor escena, pero a mí me encanta: Qué bello es vivir: El happy end por excelencia: George feliz con su familia, los vecinos han reunido el dinero, todo está arreglado, es Navidad, campanitas y el ángel que consigue sus alas… Con la de veces que la he visto y siempre se me saltan las lágrimas…

THE END. Gracias a T-800 por incluirme en el juego, y hasta pronto, amigos.

P.S.: A petición de mi madre, que es cinéfila como yo, voy a comentar otra escena más como MEJOR FINAL (si no habéis visto la peli, cuidadín, que esto es un SPOILER como una casa): Las amistades peligrosas: La Marquesa de Merteuil ha sido humillada en público. Sus amigos de la nobleza se han enterado de todas sus maldades y la han abucheado en la ópera. Ahora se verá relegada y excluida de los círculos sociales que acostumbraba a frecuentar. Es el peor castigo que puede sufrir una persona como ella, que vive de la imagen y las apariencias. Sentada frente al espejo, se quita el maquillaje con gesto de rabia e impotencia, y una lágrima resbala por su mejilla. Nada de música ni palabras en esta demoledora escena final. Sublime actuación de Glenn Close.

martes, 5 de abril de 2011

Valor de ley(1969) / Valor de ley (2010): Western de aventuras / Western crepuscular

Estamos en la época del Lejano Oeste. Frank Ross, un comerciante de algodón, ha sido asesinado por Tom Chaney, un empleado suyo, que ha huido tras dispararle. Su hija, Mattie, contrata a Rooster Cogburn, un sheriff viejo, tuerto y alcohólico, una joyita, vamos, pero con mucho valor y mejor puntería, para que capture a Chaney y lo lleve ante la justicia. Mattie Ross sólo tiene 16 años (versión antigua) / 14 años (versión moderna), pero está decidida a llegar hasta el final. Se ha empeñado en acompañar a Cogburn en la búsqueda del criminal y no hay Dios capaz de impedírselo. También les acompaña LaBoeuf, un ranger de Texas que persigue al fugitivo por el asesinato de un senador. Los tres se adentrarán en territorio salvaje (indio) y se encontrarán con todo tipo de peligros y bandoleros.

Esta historia se cuenta en las dos versiones de Valor de ley (True grit), basadas en una novela de Charles Portis, publicada en 1968. La versión de 1969, dirigida por Henry Hathaway, tiene nada menos que a John Wayne como Rooster Cogburn, papel que repetiría 6 años después, en una especie de secuela, El rifle y la Biblia, acompañado de Katharine Hepburn. Mattie Ross es Kim Darby, y LaBoeuf es Glen Campbell, actores que no conozco de nada, la verdad (Glen Campbell por lo visto fue un famoso cantante country en los 60 y 70). Tom Chaney es Jeff Corey, que tampoco sé quién es, pero en la peli también salen los emblemáticos Robert Duvall y Dennis Hopper, que en esa época no eran muy conocidos. En la versión de 2010, dirigida por los hermanos Coen, tenemos a otro monstruo de la actuación, Jeff Bridges, en el papel del viejo sheriff tuerto. Mattie Ross es la jovencita Hailee Steinfeld, recién llegada de los cortometrajes y la tv, LaBoeuf es el ya polifacético Matt Damon, y Tom Chaney es Josh Brolin, fogueado en papeles de oscuro villano. Las dos películas, en su forma, son muy parecidas, con diálogos y situaciones idénticos, supongo que será porque las dos versiones adaptan fielmente la novela. En su espíritu son algo distintas. La antigua tiene la esencia del cine de aventuras, de las películas del oeste que veíamos en la tv de pequeños, con aires de comedia en la relación entre los tres protagonistas. Rooster Cogburn es el arquetipo de antihéroe con pasado erróneo y no precisamente un modelo de virtudes, pero destinado a resolverlo todo. Mattie Ross, heroína adolescente, cabezota e ingobernable, me recuerda, por el look, a la Jo March de Mujercitas después de cortarse el pelo. LaBoeuf, encarnado por un Glen Campbell que se parece a John Voight en Cowboy de medianoche, también es un personaje peculiar: tejano, que creo que en las películas americanas equivale a “paleto”, charlatán y recto agente de la ley. Henry Hathaway realizó más de 60 películas entre los años 30 y los 60, muchas de ellas en el género del western, pero también en el bélico, de aventuras, cine negro y melodramas. Su True grit es puro cine épico.


La versión moderna, dirigida por los hermanos Joel y Ethan Coen, es un típico western crepuscular. Las praderas luminosas de la peli antigua se sustituyen aquí por bosques tenebrosos y parajes oscuros. El humor, como es habitual en las películas de los Coen, es bastante cínico y negro, y la violencia es algo cruda y explícita. También hay un trasfondo amargo y no te deja tan buen rollito como la versión antigua. El cine de los dos hermanos tiene unas características muy definidas e inconfundibles: además de la violencia y el humor retorcido, los personajes suelen ser perdedores, antihéroes y muy excéntricos, vamos, que a veces parece que están en el límite de la cordura. A menudo hay homenajes al cine negro y ambientaciones en lugares de la América profunda y en caminos desolados. Todos estos elementos están en esta moderna Valor de ley. Jeff Bridges, siempre genial, vuelve a encarnar una de las múltiples variantes de su personaje en El gran Lebowski (casualmente, también de los Coen). Matt Damon hace tiempo que dejó de ser el chico bueno de Hollywood, menos mal. La jovencita Hailee Steinfeld está fantástica en el rol de una Mattie un poco más joven que la Mattie Ross clásica, con sus trenzas en plan Laura Ingalls, una especie de Dorothy en el País de Oz del Salvaje Oeste. Los hermanos Coen son ya un referente en el cine independiente americano, cosechando tanto éxito con la crítica como con el público. A mí no todos sus films me gustan, pero True grit me ha hecho reconciliarme con su obra. Puro homenaje al género del western, pero con el sello propio de estos realizadores, con su verborrea típica, sus guiños a la comedia negra y sus personajes inclasificables.

Me han gustado mucho las dos cintas (y eso que no soy nada fan del western), pero creo que me inclino algo más por la versión moderna, tal vez por estas características que he nombrado, que la hacen reconocible y a la vez diferente. ¿Y a vosotros qué versión os gusta más?