domingo, 19 de diciembre de 2010

Novio a la vista: Verano del 14

A principios del siglo XX, en España, las familias adineradas se iban de veraneo a la playa con la intención de disfrutar de las vacaciones, alternar con otras familias de su misma condición social, cotillear y criticar, e intentar buscar buenos partidos para sus hijas casaderas. En 1914, en la playa de San Sebastián, la madre de Loli, una joven de 15 años, le pone un bonito vestido de “persona mayor” y la lleva a las fiestas de sociedad para intentar emparejarla con Fernando, un prometedor ingeniero. Pero Loli prefiere seguir jugando a los espías con su pandilla de todos los años, en especial con su amigo Enrique, un chico de su edad, también de buena familia, que tiene que estudiar para los exámenes de septiembre. Novio a la vista es una de las primeras y menos conocidas películas del gran Luis García Berlanga, uno de los realizadores más importantes e influyentes en la historia de nuestro cine, recientemente fallecido, como todos sabéis. Se estrenó en 1954, dos años después de la emblemática ¡Bienvenido, Míster Marshall!. El cine de Berlanga siempre ha retratado con gran ironía la sociedad española a lo largo de todo el siglo XX, con guiones llenos de ingenio (tuvo que sortear la censura franquista en muchas ocasiones) y humor negro, contando frecuentemente con la colaboración del hiperrealista Rafael Azcona, fallecido hace dos años. Sus películas suelen ser comedias corales y enloquecidas o tragicomedias costumbristas. A pesar de reconocer su gran calidad y su maestría en el manejo de la cámara y los diálogos, he de confesar que su estilo me agobia. Me marean sus escenas características con tanta gente hablando al mismo tiempo y saliendo y entrando de habitaciones, sin que aparentemente ocurra nada relevante. En realidad, por debajo de todo esto hay una sutil e inteligente crítica social, así que mi opinión es totalmente subjetiva y no hay que tenerla en cuenta para nada. Las únicas pelis de Berlanga que me gustan son ¡Bienvenido, Míster Marshall! (geniales José Isbert y Manolo Morán), y Novio a la vista (no, no me gusta El verdugo, y no he visto Plácido ni Calabuch), cintas en las que se aprecian todas las características de este director, pero no de una forma exagerada, y su humor en apariencia es bastante blanco e ingenuo, tal vez por eso me gustan, porque no me va mucho el humor negro. Novio a la vista presenta también una crítica a la sociedad española de principios del siglo pasado, a su puritanismo e hipocresía, en plan de comedia ingenua y en mi opinión bastante divertida. La fotografía, la ambientación y el carácter en cierto modo infantil e incluso ñoño del guión nos trasladan con gran acierto a la época que retrata. A mí me parecía estar viendo un film de los años 30, y no de 1954. Es como un viaje en el túnel del tiempo en clave cómica y burlesca. También hay escenas muy corales, con interpretaciones de grandes actores como Julia e Irene Caba Alba o José Luis López Vázquez. Son geniales los diálogos cómicos de los personajes adultos, como la crítica de las señoras a una bañista a la cual se le ven las rodillas o a un veraneante que se ha metido en el agua ¡antes de cumplir las 6 horas de digestión! (en mi época mis padres nos hacían guardar 2 horas de digestión y ya me parecía mucho, jajaja). Atención a la familia Peláez, genial también. La pareja de jóvenes protagonistas, Loli y Enrique, está interpretada por Josette Arno y Jorge Vico, que también están muy acertados, aunque se nota que su edad es mayor que la de sus personajes. Creo que Novio a la vista es una película a reivindicar, poco conocida dentro de la filmografía de un maestro, un viaje a otra época y un retrato nostálgico y melancólico de lo que constituye el paso de la infancia a la adolescencia, a una edad ambigua, los 15 años, aunque hoy en día esa transición en nuestros niños-jóvenes se produce mucho antes, creo yo. Pues eso, ved esta película si podéis, perdonadme por criticar a Berlanga, y no hagáis caso de mis opiniones, que ya sabéis que son muy raras.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Las vidas posibles de Mr. Nobody: Paradojas temporales

En el año 2092, el mundo ha experimentado grandes revoluciones a nivel científico. Una de ellas es la regeneración celular (o algo así), que provoca que la gente siempre se mantenga joven y nadie pueda morir de vejez: es la casi inmortalidad. Sólo queda un hombre en todo el mundo que está a punto de morir de viejo: Nemo Nobody, que va a cumplir 118 años y pasa sus días en una clínica, donde es atendido por un psiquiatra para estudiarle e intentar ayudarle con sus lagunas de memoria. Un día, un periodista se cuela en su habitación con la intención de entrevistarle. Nemo empieza a contarle su vida, desde que nació, en 1975, pero no es una existencia normal y corriente, ya que se compone de varias vidas paralelas que han ido cambiando continuamente, según las decisiones que tomase en cada momento. Las vidas posibles de Mr. Nobody (Mr. Nobody), es el tercer largometraje del director belga Jaco Van Dormael, tras Totó el héroe (1991) y El octavo día (1996), bonita película sobre la amistad entre un ejecutivo estresado, interpretado por el gran Daniel Auteuil, y un hombre con síndrome de Down (inmenso Pascal Duquenne). El cine de Van Dormael está lleno de imágenes oníricas y realismo mágico. En Mr. Nobody esta ambientación fantástica está presente en todo el metraje, envolviendo nuestros sentidos y nuestro entendimiento (bueno, nuestro entendimiento más bien lo nubla, porque llega un momento que no te enteras de nada), con cambios continuos de lugar, tiempo y vida, historias que no sabemos si son reales, ficticias o soñadas, mucho romance y mucha ciencia ficción. Las decisiones que Nemo adopta ya desde pequeño, influirán en los distintos caminos que tomará su vida siendo adolescente y adulto, pero se nos presentan todos estos caminos, y no sabemos cuál es real, o si lo son todos. A lo largo de estas vidas paralelas le acompañan sus tres posibles parejas: la rebelde Anna, la atormentada Elise y la dulce Jeanne, interpretadas, respectivamente, por Diane Kruger, Sarah Polley y Linh Dan Pham (en su versión adulta, porque también aparecen de pequeñas y de adolescentes). Y Nemo en su versión adulta es el guapísimo Jared Leto, que además de guapo, es muy camaleónico, y que ha sido secundario en grandes producciones como Alejandro Magno o El señor de la guerra y prota en films más indie como Réquiem por un sueño o El asesinato de John Lennon, donde engordó 20 kilos por lo menos para interpretar al desquiciado Mark Chapman. El argumento de Las vidas posibles de Mr. Nobody, con tantos saltos y dimensiones, es una gran paranoia, pero a mí esas rarezas me encantan, así que me gustó mucho la peli, con su fotografía luminosa, sus escenas oníricas e hipnóticas, y su ambientación de una sociedad futura surrealista en plan Un mundo feliz. Hay viajes a Marte, expansión y contracción del tiempo y el Universo, ángeles en el limbo de los niños… fantasía y ciencia ficción en estado puro. Recomendada para los que les gustaron El efecto mariposa y Olvídate de mí.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Héroes: Aquel verano de los 80

A veces, ves una película que sabes que no es especialmente buena, pero que te produce emociones, te hace soñar, y sales del cine con otra visión de la vida, pensando que has visto una obra maestra, aunque nadie la calificaría así, pero te da igual, la magia del cine te ha hecho, no sólo evadirte, sino que te ha removido algo por dentro. Eso me pasó hace 2 semanas cuando vi Héroes, una cinta española, concretamente catalana, yo diría que cien por cien catalana, ya que ha sido rodada en catalán y por aquí la hemos visto doblada al castellano. Su director es Pau Freixas, que realizó en 2004 Cámara oscura, thriller juvenil ambientado en un barco, con Silke y Unax Ugalde, y que la verdad es que me pareció muy aburrido. También es uno de los directores de Los misterios de Laura, serie de tv donde María Pujalte interpreta a la versión femenina-hispana del detective Colombo, y que nunca he tenido el gusto de ver. Con estos antecedentes del director, la verdad es que era un poco para echarse a temblar, menos mal que no sabía quién era antes de ver la peli (en realidad fui atraída por el trailer, como tantas veces). La acción comienza en una carretera por la que va conduciendo un ejecutivo estresado, que tiene que llegar a una reunión de trabajo, y no hace más que hablar por el móvil con su secretaria. Tras un incidente bastante cómico, se ve obligado a recoger a una chica que va andando tan tranquila con su mochila, y con ella tendrá que continuar el viaje por un tiempo, un viaje lleno de peripecias y contratiempos. Paralela a esta historia, sucede otra, sin nexo aparente entre las dos; es la historia de Xavi, un chico de 12 años que se va con su familia a pasar el verano, como acostumbran, a un pequeño pueblo en la costa de Cataluña. Allí vuelve a reunirse con sus amigos, su pandilla de las vacaciones. Es un verano de los 80, y los chicos van a participar en una carrera de vehículos, contra otras bandas del pueblo, para conseguir el trofeo más preciado: la cabaña que concede los deseos. Lo malo es que sólo son 4 en el grupo, y necesitan uno más para participar en la prueba. En torno a este argumento tan infantil se desarrolla una historia de amistad, problemas familiares, primeros amores, y nostalgia, mucha nostalgia ochentera. Hay referencias y guiños a películas juveniles de aquel tiempo como Los goonies, Cuenta conmigo, ET, y también se inspira mucho en Verano azul, esa serie que a todos nos encantaba en mi época y que empezamos a odiar cuando nos dimos cuenta de que no paraban de reponerla en Tve. En la bso destacan las dos canciones más emblemáticas de Alphaville, Big in Japan y Forever young, que ya sé que es muy típica, pero que me hace flotar cada vez que la escucho. Los actores niños están todos fabulosos. Yo destaco a Marc Balaguer, que interpreta a Colo, un personaje absolutamente genial, cómico y carismático, y que además es clavado a Corey Feldman, uno de mis ídolos ochenteros. En el reparto hay nombres conocidos, como Emma Suárez, Lluís Homar, Nerea Camacho (a la que vimos sufrir tantísimo en Camino, y cuyo personaje recuerda a la Bea de Verano azul), y también están Eva Santolaria y Àlex Brendemühl (qué trabajito me ha costado escribir el nombre). Estos últimos interpretan a los dos viajeros de la historia que sucede en la actualidad. Es muy divertida la relación entre estos dos personajes, debido a sus caracteres opuestos y a la inevitable química que se desarrolla entre ellos. El guión está escrito por el propio Pau Freixas y por Albert Espinosa, guionista y dramaturgo especialista en retratar personajes con minusvalías físicas y psíquicas de una forma totalmente natural, sin hacer hincapié en sus discapacidades, y de hecho, hay un personaje con síndrome de down, Roth, que cumple estas características y que también está fantástico. La película tal vez no sea nada del otro mundo; tal vez sea sólo un film simpático, con protagonistas entrañables, y a ratos una historia bastante ñoña. Pero a mí me ha emocionado, me ha tocado la fibra sensible y me ha hecho soñar. Quizá es por la época que retrata, porque yo soy hija de los 80, y claro, la nostalgia siempre te puede. No sé muy bien por qué, pero me ha encantado esta cinta con estilo de film teen ochentero americano, con influencias de Verano azul, de road movie, y algunos giros en el guión. Para mí es toda una joyita inesperada en la cartelera.