miércoles, 9 de septiembre de 2009

Expediente 39: La niña demonio

El domingo 6 de septiembre vi en el cine Expediente 39 (Case 39), de Christian Alvart. Esta película pertenece al subgénero de “niños diabólicos”. En este caso se trata de una inquietante niña de 10 años interpretada por Jodelle Ferland, la protagonista de la morbosa y polémica Tideland. La heroína de la película es Renée Zellweger, que interpreta a Emily, una asistente social que salva a Lilith (el nombre ya lo dice todo), una niña a punto de ser asesinada por sus padres. Emily consigue la custodia de la chica y se la lleva a su casa hasta que le encuentren una familia adoptiva. Pero la que al principio parecía una dulce y desamparada niña, resulta ser un demonio, en el peor sentido de la palabra, vamos, un demonio de verdad. Esto enseguida se descubre, es decir, que no es una película de suspense que al final da un giro de 180 º y resulta que el protagonista es el malo. Ojalá, porque la verdad es que la película empieza muy bien; los padres parecen muy siniestros, pero es que estaban amargados con esa hija, claro, y la escena en que la intentan matar y Emily la salva, está muy, muy conseguida. Después la niña pasa de parecer una víctima angelical a una pequeña psicópata, y luego un ser demoníaco, incluso se insinúa que es el auténtico Lucifer, con toda la parafernalia de poderes sobrenaturales, asesinatos, transformaciones, etc. Si el guión hubiera seguido en la misma tónica que en las primeras escenas, hubiera sido un thriller muy interesante, pero enseguida se decanta por el terror más gore, burdo y disparatado, que es lo que predomina ahora en las pelis de miedo y lo que vende. La transición de Lilith ocurre bastante rápido, se nota que el director está deseando ir “al grano”, es decir, a la fase sangrienta y de efectos especiales. La verdad es que esa parte está bien hecha y también estás en tensión a ver qué pasa, pero es una pena que predomine sobre la parte psicológica. La actuación de Jodelle Ferland es acojonantemente buena, cambia de registro con gran facilidad y te transmite perfectamente la maldad pura del personaje. Renée Zellweger no me convence mucho en este tipo de películas, ni a mí ni a casi nadie, creo yo. A ratos parecía que estaba haciendo una de sus comedias habituales, aunque creo que a ratos la película también pretendía ser una comedia.

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