domingo, 3 de enero de 2010

Solomon Kane: Religión, espada y brujería

El sábado 2 de enero vi mi primera película de 2010: Solomon Kane, de Michael J. Bassett. Se trata de una adaptación de un comic de Robert E. Howard, el creador de Conan. Tanto las aventuras de Conan como las de Solomon se enmarcan dentro del género de espada y brujería, aunque en épocas distintas. Conan pertenece al tiempo de los bárbaros, con las luchas a espada, los dioses antiguos, la magia y la hechicería, mientras que Solomon Kane está en el siglo XVI; aquí también hay luchas con espada, guerreros muy bestias, brujas y seres sobrenaturales, y todo matizado por la religiosidad. Este aspecto religioso refleja bien el período histórico y explica el carácter del protagonista, el típico héroe rebelde atormentado por sus crímenes del pasado. Estos crímenes, al parecer, han condenado su alma al infierno, porque en esta época todo se explica de un modo espiritual; el prota comienza un viaje para intentar redimirse y abandonar la violencia, lo de siempre, pero no lo consigue, claro, porque en su camino se encuentra a una familia, los buenos de la peli, de los que se hace amigo y a los que tiene que ayudar, y para eso tiene que luchar contra los malos malísimos, dirigidos por un monstruoso guerrero enmascarado. La película, por supuesto, no es histórica, sino de acción y fantasía, así que uno ve lo que se espera: brujas, demonios, el hechicero super malo, la doncella en apuros… Las luchas no son demasiado largas ni cruentas (nada de gore, lo cual yo agradezco, la verdad), y los efectos especiales están muy bien, como en cualquier producción hollywoodiense actual, pero tampoco creo que dominen la historia. Los actores son más o menos conocidos: el prota es James Purefoy, que yo no lo conozco mucho, pero por lo visto salía en la serie Roma; la doncella en apuros es la jovencita Rachel Hurd-Wood, protagonista de Maleficio, una peli de espíritus decimonónicos de 2006; también aparecen viejas glorias como Pete Postlewaithe, Alice Krige y Max Von Sydow, que da alegría ver que sigue en plena forma, porque ya en El exorcista era viejo, y de eso hace más de 30 años… A mí la peli me gustó, me resultó muy entretenida, visualmente bonita, y la acción no es apabullante. James Purefoy enseña sus músculos, sus tatuajes, y está muy bueno, aunque las melenas greñosas le tapan la cara, pero da igual (sí, recuerda mucho a Van Helsing). Es una cinta comercial para no pensar en absoluto, pero me llamaron la atención los aspectos descriptivos de la época: el tema de la religión y el puritanismo como cualidades positivas en los personajes, la brujería que hay que perseguir… Supongo que esto también aparecerá en el comic, es como si el autor se hubiera querido meter en la mentalidad de esa época, aunque a veces parecía más la Edad Media que el siglo XVI, con epidemias de peste y todo.


No me puedo resistir a hacer un poco de spoiler, lo siento: sale un demonio gigante tipo transformer muy divertido, eso sí que no pegaba mucho.

2 comentarios:

  1. Pues este film me sorprendió y me gustó bastante. Tiene ese aroma a cine europeo que funciona igual (o mejor) de bien que el americano. Efectos especiales justos y muchas espadas, con un sabor añejo (de los 80) irresistible.

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  2. Hola T-800, es verdad, la peli tiene un estilo ochentero, a veces recuerda a Conan, y también a Van Helsing, aunque ésta no sea ochentera. Me gustó que los efectos especiales no dominasen la acción y me enganchó ese ambiente místico-religioso-sobrenatural, con un protagonista atormentado, algo muy corriente últimamente en los héroes del cine, y es que los super-guerreros también sufren...

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