lunes, 5 de septiembre de 2011

Cisne negro: La bailarina obsesionada

Nina Sayers es una brillante bailarina de una compañía de ballet de Nueva York, que vive totalmente obsesionada con la perfección. La compañía va a representar una nueva versión de El lago de los cisnes, y el director, Thomas Leroy, está buscando una sustituta para la bailarina principal, Beth Macintyre, que se va a retirar porque tiene ya una cierta edad (y no es que lo acepte muy bien, precisamente). Nina trabaja sin descanso para conseguir el papel protagonista, el de la Princesa Cisne, que tiene la dificultad añadida de que es un doble personaje: el Cisne Blanco, toda candor y pureza, y su reverso oscuro, el Cisne Negro. La disciplina de la bailarina es infinita y su técnica perfecta, pero Thomas opina que le faltan la pasión y la espontaneidad necesarias para interpretar al Cisne Negro, un personaje lleno de sensualidad y lujuria. Sin embargo, Lily, otra bailarina recién llegada a la compañía, sí que parece poseer dichas cualidades, por lo cual se convierte en la principal rival de Nina. Sometida a tanta presión y a la difícil convivencia con su dominante madre, la mente de Nina comienza a jugarle malas pasadas…

Cisne negro (Black swan) es el quinto largometraje de Darren Aronofsky, realizador que, hasta ahora, no sigue reglas muy comerciales y que tiene su estilo propio, por lo cual se ha convertido en director de culto para todos, o casi todos, los cinéfilos. Mi opinión sobre sus obras está dividida: algunas de las películas que he visto de él me han gustado y otras no. Cisne negro pertenece al grupo de sus películas que no me han gustado, junto con Réquiem por un sueño (sí, su obra maestra). Las dos son cintas de gran calidad, con brillantes actuaciones (Ellen Burstyn está inmensa en Réquiem por un sueño), que narran historias duras, sin concesiones, y transmiten emociones radicales y extremas. Y por eso mismo no me gustan: demasiado sufrimiento para mí, demasiado recrearse en el morbo y el drama de forma un poco gratuita (o no). Es cine de alto nivel, pero hay espectadores que no están preparados para esas dosis de la realidad más sórdida, y yo soy una de ellos. Cisne negro tiene un estilo muy parecido a Réquiem por un sueño: ambas comparten una atmósfera claustrofóbica y obsesiva y relatan el descenso a los infiernos, o más bien, la caída en picado, de sus protagonistas, a través de un sendero de locura. La forma de narrar los hechos hace que los espectadores nos veamos inmersos (demasiado inmersos para mi gusto), en ese mundo alucinado de pesadillas, sin posibilidad de vuelta atrás. Réquiem por un sueño nos muestra la caída de sus personajes en el mundo de la drogadicción, en lo que se convierten y a lo que son capaces de llegar por seguir en ese paraíso artificial. En Cisne negro, la autodestrucción de Nina se produce por el deseo de tener éxito y ser la mejor, en un ambiente de estrés y competitividad. Todo eso, unido al carácter autoexigente, autodestructivo y obsesivo-compulsivo de la bailarina, hacen de su cerebro una bomba de relojería que la lanza a la paranoia total. Y en eso se convierte la película a medida que va avanzando el metraje: en una paranoia donde no sabemos lo que es real y lo que es fruto de la mente perturbada de Nina. La cinta está plagada de pesadillas, alucinaciones, alguna escena de sexo morbosillo, otras escenas con autolesiones y objetos punzantes, junto con momentos de gran belleza y estética (sí, también hay bonitas escenas de ballet). Elementos todos que se unen para que el espectador lo pase muy bien y/o muy mal sintiendo la angustia y el desequilibrio de la pobre Nina. Natalie Portman, como sabemos, es la actriz protagonista, y como sabemos, ganó el oscar este año. La verdad es que realiza una actuación impresionante, tanto en el registro de pobre chica nerviosa, disciplinada y reprimida, como en el de alma atormentada, desequilibrada y paranoica. También aparecen Vincent Cassel, Mila Kunis y la ya vieja gloria Barbara Hershey, en papeles que les van como anillo al dedo, pero el alma de la película y la que lleva todo el peso, desde luego, es Natalie. También es de destacar la intervención de otra antigua gloria, Winona Ryder, en el personaje de Beth, la bailarina que se ve obligada a retirarse; un papel breve, pero intenso, que parece guardar algún paralelismo con su propia carrera.

Bueno, pues si queréis disfrutar, sufrir y sumergiros en los desvaríos y excesos de la mente de una pobre chica torturada por la búsqueda de la belleza, os recomiendo que veáis Cisne negro, si no la habéis visto, que seguro que sí. A mí, personalmente, estas cosas no me van, pero reconozco que la peli es original, impactante y no deja indiferente a nadie.


8 comentarios:

  1. Buen comentario, Ariadna.
    Se ve que no te va la radicalidad de Aronofsky lleno de excesos, tragedia y dolor. Para mí son como cuentos sobre la dureza y crueldad en los que a veces te mete la vida. La sensación de injusticia, e incluso de calvario, se aprecia en unos personajes marcados por el drama.
    A mí me encanta Aronofsky, como ya sabrás; si entras en sus historias y no te molestan demasiado se puede disfrutar de esas propuestas, aunque tiendan a la excentricidad.
    Un abrazo.

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  2. A mí ésta película me gustó a pesar de que, como a ti, no me gusta la explotación morbosa del sufrimiento y el drama porque sí, como si hacer una película en la que la gente sufre mucho la hiciera más seria. Un poco como hace Alejandro González Iñárritu. Pero, como digo, me gustó, en parte por las referencias a Dario Argento, uno de mis directores favoritos (en los inicios de su carrera), o a la película Perfect Blue, de la que toma prestadas varias cosas. Creo que me gustó por ser contada desde el punto de vista de la bailarina, en lugar de ser el habitual melodrama. Aunque no creo que eso haga que me replanteé el resto de películas de Aronofsky, que tampoco me entusiasmaron (supongo que por ser un cinéfago y no un cinéfilo, ja ja ja).

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  3. Hola Javi, es verdad, ese realismo tan radical no me va. Sé que este tipo de películas cuentan historias que le pueden pasar, y de hecho le pasan, a la gente, pero mostrar tanto drama así, a bocajarro... se me antoja un poco gratuito e innecesario, aparte de que en el cine me gusta soñar y evadirme, por eso prefiero los finales felices. Las noticias del telediario ya me dan una buena dosis de realidad... Pero todo es cuestión de gustos y opiniones, y no dejo de valorar la buena calidad de este tipo de cine. Tampoco es que rechace todos los dramas, hay muchos que me encantan. Y de Aronofsky sí que me gustaron mucho La fuente de la vida y El luchador, donde Mickey Rourke está inmenso interpretándose básicamente a sí mismo. Un abrazo y, como siempre, es un placer verte por aquí :)

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  4. Hola Raül, coincido totalmente contigo. También me parece que es así el estilo de González Iñárritu. Sin embargo, me han gustado bastante todas sus películas (aunque no creo que las vuelva a ver), excepto Babel, que de tan dramática, ya me pareció ridícula. Me pasa lo mismo con otro director de culto, Lars Von Trier, al que no aguanto mucho. La única que me gustó fue Bailar en la oscuridad, que también es un dramón, que vaya tela, pero bueno, me pareció un dramón de estilo más clásico, o sería por la música de Björk, que me fascina bastante. En fin, yo es que no soy muy de exageraciones, por eso tampoco me gustan las comedias alocadas. Saludos y gracias!

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  5. Hola Ariadna!!! Yo tengo más o menos la misma opinión que tienes tu sobre el director en cuestión. Todavía no he visto Cisne negro (seguro que la veré) pero ya leyendo lo que comentas sobre que es bastante parecida a Réquiem creo que lo voy a pasar mal, como me pasó con esa cinta que también considero todo un logro cinematográfico pero que no me entra, acabo con dolor de estómago y con la moral mareada. También me pasó con Monster de Charlize Theron, películas demasiado duras que me impactan más por lo psicológico que no por lo visual. De todas maneras ya digo que voy a verla seguro.

    Un abrazo.

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  6. Hola Worc, Cisne negro no me pareció tan agobiante como Réquiem por un sueño, de hecho, la aguanté bien, y sólo después del final, pensé: "demasiado sufrimiento para mí". En Réquiem, hacia la mitad, ya quería dejar de verla. Seguí porque me daba mucha curiosidad ver cómo terminaba, pero el final me pareció insoportable. Cisne negro es más estética, y como tiene las escenas del ballet, pues compensa un poco. Con Monster no me agobié tanto. Salí del cine pensando que vaya dramón, pero me gustó bastante, y no veas la caracterización de Charlize Theron! En realidad se pasaron un poco, estaba fea, requetefea, con lo guapa que es esa actriz... Ya sé que se trataba de eso, pero era poco natural, parecía que llevaba una careta!

    Un abrazo y gracias.

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  7. Hola Ariadna!! Muy buena crítica (o anticrítica jaja) Me encanta que ataques a las vacas sagradas del cine, como "Requiem por un sueño" (¿para cuándo una anticrítica de "El Padrino"?) "Cisne negro" me hizo sufrir mucho, pero la disfruté porque soy un poco masoca. Es algo parecido al motivo por el que la gente monta en los cacharros de la feria, no? Al menos no hace sufrir por mala película, como pasa con otras (aquí que se den por aludidos quienes quieran jeje) Un beso!

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  8. Hola Rob! Me alegro que te haya gustado mi anticrítica, aunque tampoco he sido muy dura con esta peli ni con Réquiem por un sueño, ya que siempre digo que son películas de calidad, pero que transmiten demasiado sufrimiento, y no me gusta sufrir tanto innecesariamente. Sobre todo Réquiem me dio demasiado mal rollo, y eso no me mola. Bastante mal se pasa a veces en la vida real, como para ir al cine a sufrir más, ésa es mi opinión, ya sé que soy muy blandengue, jaja. De El padrino no puedo hacer anticrítica porque la vi hace muchos años y no me acuerdo de casi nada, sólo de que me aburrió, qué sacrilegio estoy diciendo... Igual si la viera ahora, me gustaría, es posible, porque El padrino 3, la que no le gusta a nadie, sí que me gustó. Cuántas rarezas tengo, jajaja. Besos!

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