martes, 17 de noviembre de 2009

Quo vadis: Espectacular y religiosa

Como buena cinéfila-cinéfaga-consumista que soy, de vez en cuando me compro alguna peli para tenerla para toda la vida, es decir, hasta que se ralle el dvd o se acabe el formato de dvd y todo sea blue-ray, es decir, por poco tiempo. Pero bueno, disfrutaré mi colección mientras pueda. Esta vez me he comprado Quo vadis en edición coleccionista con fotos muy chulas de la época, y la he visto por cuarta vez en mi vida, creo. Quo vadis, de 1951, dirigida por Mervyn LeRoy, pertenece al grupo de películas que siempre ponen en la tv en Semana Santa. Épica, bíblica, espectacular, con imponentes escenas de masas y transmisora de los más clásicos valores morales y religiosos. A mí me encanta. Dentro del género de películas de romanos (también llamado “peplum”) es la que más me gusta, junto con Espartaco y una que no es de romanos, sino de egipcios, pero que está cortada por el mismo patrón: Los diez mandamientos (Ben Hur ya se me hace un poco pesada). Quo vadis se sitúa en los principios del cristianismo y en el principio de la decadencia del Imperio Romano, en el reinado de Nerón. Narra la persecución de los cristianos, el famoso episodio del incendio de Roma y la historia de amor entre Marco Vinicio y Ligia. Marco Vinicio, interpretado por el galán Robert Taylor, es un importante legado del ejército romano, que se enamora de Ligia, una rubia y angelical cristiana, interpretada por Deborah Kerr, con su belleza fría y lánguida. Marco al principio es cínico y arrogante, un chulo, vamos, pero el amor de Ligia y la fe cristiana le transforman. También hay una emotiva historia de amor entre Petronio, tío de Marco y una especie de consejero de Nerón, y Eunice, su esclava española. Petronio tiene unos diálogos ingeniosos y geniales con Nerón. Nerón, interpretado por el maravilloso Peter Ustinov, está absolutamente soberbio. Es uno de los villanos más psicópatas y a la vez cómicos que he visto nunca. También está espléndida Popea, la mujer de Nerón, interpretada por una tal Patricia Laffan, con su expresión de zorra maquiavélica y perversa. Hay una escena típica de matanza de cristianos en el circo romano, con los leones, que me parece emocionante y con mucha tensión; lo que pasa es que hemos visto la peli tantas veces, que ya no da ni tensión ni nada, pero a mí me sigue pareciendo emocionante de todas formas, aunque ya sepa todo lo que va a pasar. La pareja principal, Robert Taylor y Deborah Kerr, también lo hacen muy bien. Siempre he pensado que son muy sositos los dos, pero la verdad es que aquí resultan muy creíbles, y ella sobre todo está guapísima. La película tiene unos discursos religiosos y moralistas que no veas, pero es lo que se puede esperar en este tipo de cine y en esa época, yo creo que ya todo el mundo sabe lo que va a ver. La fotografía me resulta muy curiosa, con ese color típico de los libros y las postales de los años 50. Da como nostalgia, aunque no haya vivido esa época.

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