El domingo 22 de noviembre vi en el cine 2012, de Roland Emmerich, director de bodrios espectaculares y comerciales como Stargate (lo único que me gusta de esa película es James Spader), El patriota (no la he visto, pero seguro que es un bodrio, mis disculpas a los que les guste) o 10000 B.C. (ésta me entretuvo, aunque sea muy mala), bodrios donde se destruye el mundo como Independence day o Godzilla, y películas entretenidas donde también se destruye el mundo como El día de mañana (ésta creo que es la más realista, por lo del cambio climático). 2012 es la más apocalíptica de todas; esta vez, el motivo de que se acabe el mundo es el cumplimiento de una profecía de los mayas, que a medida que se acerca la fecha, se difunde más y más, para que nos acojonemos un poco, ahora que ya no nos creemos las de Nostradamus. La peli tiene todos los desastres naturales que uno se pueda imaginar: terremotos, erupciones volcánicas, tsunamis… vamos, que casi toda la Tierra se va al carajo. Las escenas de destrucción son increíbles y los efectos especiales alucinantes. A mí me resultó muy entretenida, aunque dura dos horas y media. Aparte de eso, la película no tiene ninguna profundidad psicológica, ni diálogos interesantes, pero tampoco creo que nadie lo espere. Los personajes son bastante estereotipados. El protagonista principal es un escritor medio fracasado, interpretado por el maravilloso John Cusack. Es el típico hombre corriente convertido en héroe a la fuerza que lucha por salvar a su familia, compuesta por su ex mujer (Amanda Peet), sus dos hijos, niño y niña, y también se apunta al carro el nuevo marido de la ex mujer, así que hay hasta un triángulo amoroso y todo. También hay un geólogo, interpretado por el muy interesante Chiwetel Ejiofor, y también sale Thandie Newton haciendo de chica florero y de hija del presidente de USA. Éste último está interpretado por Danny Glover (el compañero de Mel Gibson en las pelis de Arma letal), siguiendo la reciente costumbre de poner un presidente americano negro en todos los films de catástrofes mundiales, y ahora más que nunca, para acojonar al público. Ah, también sale Woody Harrelson haciendo de loco visionario, en un pequeño papel y con una de las mejores escenas de la película. La historia tiene todos los topicazos hollywoodienses: exaltación de los valores familiares y patrióticos (Roland Emmerich es alemán, pero a estas alturas es más americano que si hubiera nacido en Washington), escenas sentimentaloides, escenas de acción imposibles, los buenos son ridículamente buenos y el presidente de USA es un santo... en fin, que a veces te da vergüenza ajena. Pero no importa, tú vas al cine a ver destruirse el mundo y es lo que ves, y de una forma espectacular. miércoles, 25 de noviembre de 2009
2012: Cataclismo universal
El domingo 22 de noviembre vi en el cine 2012, de Roland Emmerich, director de bodrios espectaculares y comerciales como Stargate (lo único que me gusta de esa película es James Spader), El patriota (no la he visto, pero seguro que es un bodrio, mis disculpas a los que les guste) o 10000 B.C. (ésta me entretuvo, aunque sea muy mala), bodrios donde se destruye el mundo como Independence day o Godzilla, y películas entretenidas donde también se destruye el mundo como El día de mañana (ésta creo que es la más realista, por lo del cambio climático). 2012 es la más apocalíptica de todas; esta vez, el motivo de que se acabe el mundo es el cumplimiento de una profecía de los mayas, que a medida que se acerca la fecha, se difunde más y más, para que nos acojonemos un poco, ahora que ya no nos creemos las de Nostradamus. La peli tiene todos los desastres naturales que uno se pueda imaginar: terremotos, erupciones volcánicas, tsunamis… vamos, que casi toda la Tierra se va al carajo. Las escenas de destrucción son increíbles y los efectos especiales alucinantes. A mí me resultó muy entretenida, aunque dura dos horas y media. Aparte de eso, la película no tiene ninguna profundidad psicológica, ni diálogos interesantes, pero tampoco creo que nadie lo espere. Los personajes son bastante estereotipados. El protagonista principal es un escritor medio fracasado, interpretado por el maravilloso John Cusack. Es el típico hombre corriente convertido en héroe a la fuerza que lucha por salvar a su familia, compuesta por su ex mujer (Amanda Peet), sus dos hijos, niño y niña, y también se apunta al carro el nuevo marido de la ex mujer, así que hay hasta un triángulo amoroso y todo. También hay un geólogo, interpretado por el muy interesante Chiwetel Ejiofor, y también sale Thandie Newton haciendo de chica florero y de hija del presidente de USA. Éste último está interpretado por Danny Glover (el compañero de Mel Gibson en las pelis de Arma letal), siguiendo la reciente costumbre de poner un presidente americano negro en todos los films de catástrofes mundiales, y ahora más que nunca, para acojonar al público. Ah, también sale Woody Harrelson haciendo de loco visionario, en un pequeño papel y con una de las mejores escenas de la película. La historia tiene todos los topicazos hollywoodienses: exaltación de los valores familiares y patrióticos (Roland Emmerich es alemán, pero a estas alturas es más americano que si hubiera nacido en Washington), escenas sentimentaloides, escenas de acción imposibles, los buenos son ridículamente buenos y el presidente de USA es un santo... en fin, que a veces te da vergüenza ajena. Pero no importa, tú vas al cine a ver destruirse el mundo y es lo que ves, y de una forma espectacular. martes, 17 de noviembre de 2009
Quo vadis: Espectacular y religiosa
Como buena cinéfila-cinéfaga-consumista que soy, de vez en cuando me compro alguna peli para tenerla para toda la vida, es decir, hasta que se ralle el dvd o se acabe el formato de dvd y todo sea blue-ray, es decir, por poco tiempo. Pero bueno, disfrutaré mi colección mientras pueda. Esta vez me he comprado Quo vadis en edición coleccionista con fotos muy chulas de la época, y la he visto por cuarta vez en mi vida, creo. Quo vadis, de 1951, dirigida por Mervyn LeRoy, pertenece al grupo de películas que siempre ponen en la tv en Semana Santa. Épica, bíblica, espectacular, con imponentes escenas de masas y transmisora de los más clásicos valores morales y religiosos. A mí me encanta. Dentro del género de películas de romanos (también llamado “peplum”) es la que más me gusta, junto con Espartaco y una que no es de romanos, sino de egipcios, pero que está cortada por el mismo patrón: Los diez mandamientos (Ben Hur ya se me hace un poco pesada). Quo vadis se sitúa en los principios del cristianismo y en el principio de la decadencia del Imperio Romano, en el reinado de Nerón. Narra la persecución de los cristianos, el famoso episodio del incendio de Roma y la historia de amor entre Marco Vinicio y Ligia. Marco Vinicio, interpretado por el galán Robert Taylor, es un importante legado del ejército romano, que se enamora de Ligia, una rubia y angelical cristiana, interpretada por Deborah Kerr, con su belleza fría y lánguida. Marco al principio es cínico y arrogante, un chulo, vamos, pero el amor de Ligia y la fe cristiana le transforman. También hay una emotiva historia de amor entre Petronio, tío de Marco y una especie de consejero de Nerón, y Eunice, su esclava española. Petronio tiene unos diálogos ingeniosos y geniales con Nerón. Nerón, interpretado por el maravilloso Peter Ustinov, está absolutamente soberbio. Es uno de los villanos más psicópatas y a la vez cómicos que he visto nunca. También está espléndida Popea, la mujer de Nerón, interpretada por una tal Patricia Laffan, con su expresión de zorra maquiavélica y perversa. Hay una escena típica de matanza de cristianos en el circo romano, con los leones, que me parece emocionante y con mucha tensión; lo que pasa es que hemos visto la peli tantas veces, que ya no da ni tensión ni nada, pero a mí me sigue pareciendo emocionante de todas formas, aunque ya sepa todo lo que va a pasar. La pareja principal, Robert Taylor y Deborah Kerr, también lo hacen muy bien. Siempre he pensado que son muy sositos los dos, pero la verdad es que aquí resultan muy creíbles, y ella sobre todo está guapísima. La película tiene unos discursos religiosos y moralistas que no veas, pero es lo que se puede esperar en este tipo de cine y en esa época, yo creo que ya todo el mundo sabe lo que va a ver. La fotografía me resulta muy curiosa, con ese color típico de los libros y las postales de los años 50. Da como nostalgia, aunque no haya vivido esa época. viernes, 13 de noviembre de 2009
Celda 211: Cordero entre lobos
El sábado 7 de noviembre vi en el cine Celda 211, de Daniel Monzón, director de La caja Kovac y de una película que no le interesa a nadie y a mí me parece una obra maestra: El corazón del guerrero. Celda 211 es un potente thriller y drama carcelario, una de esas películas que contribuyen a demostrar que eso de que el cine español es malo y cutre es un mito que, afortunadamente, hace mucho que quedó atrás. El protagonista y héroe de la peli es Juan Oliver, un joven funcionario de prisiones que decide ir a visitar el que será su primer puesto de trabajo un día antes de empezar en el mismo, y cuando los compañeros le están explicando cómo funciona todo, hay un motín en la cárcel. Los compañeros consiguen huir, pero él se queda atrapado en la celda 211, en el módulo de los presos peligrosos. Para que no lo maten, se hace pasar él mismo por un preso. El líder de la rebelión es un recluso apodado Malamadre, que es de los más violentos y peligrosos de la cárcel, y como cree que Juan es un preso, lo toma como su mano derecha. El papel de Malamadre está hecho para el lucimiento absoluto de Luis Tosar, que la verdad es que lo borda y está impresionante como cuando hizo de cabrón marido maltratador en Te doy mis ojos. En Celda 211 es más bien un cabrón con matices, un personaje duro y amenazador, pero con toques de humor y a veces un poco entrañable y todo. Lo único que no me gusta es lo que todo el mundo alaba: su cambio de voz. Actúa con voz ronca para que el personaje parezca más duro, pero a mí me resulta un poco caricaturesca (la voz). El papel de Juan lo interpreta un tal Alberto Ammann, que yo es la primera vez que lo veo, pero también está muy bien en su rol de hombre corriente convertido en héroe, y también está muy bien físicamente (comentario frívolo, como los que hacen los críticos masculinos de las actrices).La película es muy buena, ahí coincide casi todo el mundo; es inquietante, dura, aunque no llega a ser brutal, y mantiene el ritmo y la emoción todo el tiempo. Tiene su parte de denuncia social y política; los más malos no parecen ser los presos, sino algunos de los funcionarios y los representantes del sistema en general, y eso me parece un pelín demagógico. El más villano de la función es el director de la prisión, un sádico torturador, interpretado por Antonio Resines, que creo que está un poco sobreactuado y tiene una escena algo absurda, pero bueno, se perdona porque la peli en conjunto es magnífica.
jueves, 5 de noviembre de 2009
Pesadilla antes de Navidad: Fantasía macabra burtoniana
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