House on haunted hill es una película de 1959, dirigida por William Castle, realizador que hizo varias originales y resultonas cintas de misterio y terror en las décadas de los 50 y 60. También fue un empresario que aportó novedosas ideas en el concepto del terror como diversión. Dos de sus películas más conocidas son Los 13 fantasmas y ésta de la que voy a hablar, House on haunted hill; son films de un terror muy naif, muy de serie b, con efectos especiales “caseros” y con la ingenuidad de los años 50. De las dos películas se hicieron remakes, en 2001 y 1999, respectivamente, versiones más elaboradas que las originales, pero que intentan respetar la esencia de éstas. En 1999, Robert Zemeckis, Joel Silver y Gilbert Adler fundaron Dark Castle Entertainment, compañía cuyo nombre es un homenaje a William Castle y que ha producido películas como los dos remakes mencionados, o Barco fantasma, otro film de terror con el mismo espíritu de serie b (por cierto, parece haber pocas personas en el mundo a las que les gusten estas tres películas, pero a mí me encantan). El actor más conocido de House on haunted hill es el gran Vincent Price, todo un icono en el cine de terror de los 50 y 60. Interpreta a Frederick Loren, un excéntrico millonario que decide alquilar la mansión en cuestión para celebrar la fiesta de cumpleaños de su mujer, pero lo hace de una forma muy especial, porque los invitados son cinco personas que no le conocen ni se conocen entre sí, y a los que ofrece diez mil dólares (un pastón para la época) si son capaces de pasar (mejor dicho, si sobreviven) toda la noche en la casa, que tiene un pasado oscuro de asesinatos y fama de albergar espíritus malignos. Vamos, que Frederick Loren está como una cabra, pero peor están los invitados, que aceptan la propuesta, unos por el dinero y otros porque son escépticos y así pueden demostrar la teoría de que los fantasmas no existen. Así que se reúnen todos allí con Loren y Annabelle, su mujer; a las 12 de la noche se cierran las puertas y ya nadie podrá salir. ¿Lograrán sobrevivir a los espectros de la casa encantada? La película es una mezcla de thriller y terror de espíritus, con efectos especiales muy, muy artesanales: esqueletos de plástico, fantasmas que se pasean sobre raíles… Los personajes están muy definidos, cada uno con sus peculiaridades. Loren y su esposa se odian a muerte (literalmente), y sus diálogos cínicos y corrosivos son de lo mejor de la cinta. Hay una pareja medio romántica, compuesta por la chica buena, a la que le dan los peores sustos y hay que rescatarla todo el tiempo, y el valiente y atractivo galán. Hay un personaje bastante desquiciado, que es el dueño de la casa y uno de los invitados a la extraña fiesta, y que está todo el tiempo relatando crímenes de los que ha sido testigo en la mansión, entre ellos el de su propia esposa. También hay un psiquiatra escéptico, que quiere demostrar la teoría de la histeria, o algo así, y una periodista que quiere escribir un artículo sensacionalista. La peli es ingenua, simplona, y cutre técnicamente, pero tiene el encanto y la originalidad de lo antiguo. Yo me lo pasé muy bien con los esqueletos de juguete y los fantasmas de atracción de feria (atención al tanque de ácido que está en el sótano de la casa, que da pie a escenas macabras y delirantes). Los actores, exceptuando a Vincent Price, no son muy conocidos (aunque me suena el nombre de Elisha Cook), pero destaco a la guapísima Carol Ohmart, que interpreta a Annabelle y está fantástica en su papel de esposa-enemiga. El remake que se hizo 40 años después, en 1999, parte del mismo argumento, pero tiene más elementos en la trama y resulta más compleja y perversa. El papel del millonario (de apellido Price, en honor a Vincent Price), y su mujer, llamada aquí Evelyn, lo interpretan magistralmente Geoffrey Rush y Famke Jansen. Más que un remake, se puede considerar un homenaje, con carácter de serie b y estética de los 90, una película que me parece genial, pero de eso ya hablaré otro día.
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