El 10 de julio vi en el cine Eclipse, la tercera entrega de Crepúsculo (Twilight), una saga tan odiada por el público normal como amada por los adolescentes y por mí (y dos o tres amigos cuarentones como yo con alma de adolescentes). Crepúsculo es una serie de libros de fantasía y romance, escrita por Stephenie Meyer, que ha hecho furor entre el público juvenil. Cuenta la historia de amor entre la humana Bella y el vampiro Edward; los dos tienen 17 años, pero Edward tiene 17 años desde 1917, la fecha en que fue convertido, así que se mantiene igual de joven y, como todos los vampiros, es inmortal y guapísimo (sólo hay una forma de matar a los vampiros, pero creo que a estas alturas todo el mundo lo sabe, así que no lo voy a explicar otra vez). La saga literaria consta de cuatro novelas: Crepúsculo, Luna nueva, Eclipse y Amanecer. Las tres primeras ya han sido adaptadas al cine y sólo queda Amanecer, que como es un libro bastante extenso, se va a dividir en dos partes (la segunda, que me parece magistral, va a ser especialmente complicada de adaptar, tengo unas ganas tremendas de ver cómo lo hacen). En Eclipse vuelve a cambiar el director: en Crepúsculo era Catherine Hardwicke, en Luna nueva Chris Weitz, y aquí es David Slade, quien anteriormente realizó dos oscuras cintas: la vampírica 30 días de oscuridad y la sorprendente y muy inquietante Hard Candy. Eclipse, al igual que las dos entregas anteriores, y para deleite de los fans, refleja muy fielmente la novela. Hay algo más de acción que en Crepúsculo y Luna nueva y es aún más romántica y melosa que éstas. Se refuerza el triángulo amoroso entre Bella, Edward y el tercero en discordia, Jacob, el joven indio licántropo. Bella y Edward están tan enamorados como siempre, pero hay algún punto de desacuerdo entre ellos porque lo que más desea Edward es casarse con Bella, y lo que más desea Bella es que Edward la convierta en vampira, y luego está por ahí Jacob metiendo cizaña y sembrando un poco de duda en Bella. Un culebrón, vamos. También está la amenaza de Victoria, la malvada vampira pelirroja, que quiere vengarse de Bella porque la considera responsable de la muerte de James, su también malvado compañero vampiro, muerte que sucedió en la primera parte cuando Edward y su familia salvaron a Bella del ataque de James; total, que Victoria está creando un ejército de jóvenes vampiros para matar a nuestra heroína. Al igual que en el libro, hay varios flashbacks que relatan las historias de Rosalie y Jasper, dos de los hermanos adoptivos vampiros de Edward, y de la tribu de indios licántropos, los quileute. La familia de vampiros de Edward y los indios hombres lobo se unen para proteger a Bella, aunque son enemigos desde hace siglos. La peli tiene acción y fantasía, pero no nos engañemos, más que nada es una historia romántica para muchachas adolescentes. La mayoría de las escenas son conversaciones entre dos o más de los tres miembros del triángulo amoroso, fundamentalmente para decirse lo mucho que se quieren y para que Bella se decida entre el pálido vampiro o el super-musculoso hombre lobo. La peli llega a ser un poco pesadita en este aspecto, incluso para mí, que soy fan, así que para los no fans debe resultar insoportable (supongo que los no fans que la hayan visto habrán ido arrastrados por sus novias y los pobres lo habrán pasado fatal). Reconozco que me parece la parte más flojita de todas, pero como es igual que la novela, tampoco me decepcionó. Sigo pensando que hay un error de casting en los protagonistas masculinos. Edward es demasiado hierático y acartonado, y eso que Robert Pattinson es un actor muy guapo, pero en su caracterización se han pasado con los polvos de talco; y con Jacob (Taylor Lautner) simplemente se han pasado con los anabolizantes. Como siempre digo, la mejor es Bella, que en el libro resulta un personaje un poco cansino en su languidez, pero en la pantalla Kristen Stewart refleja su carácter con gran naturalidad, sin sobreactuar (aunque nadie estará de acuerdo conmigo, claro). También es muy buena la parte en que hacen acto de presencia los Vulturis, los guardianes del mundo vampírico, que tienen tanto poder como mala leche. En Eclipse sus apariciones son breves (sólo en dos escenas) pero intensas. No sale, como en Luna nueva, el fantástico Michael Sheen, pero sí la maravillosa Dakota Fanning, que borda todo lo que hace. También sale, en un breve papel, Jodelle Ferland, la inquietante niña de Tideland y Expediente 39. No creo que el film decepcione a los seguidores de la saga, pero los no seguidores, mejor absteneos, ¿para qué vais a pasar un mal rato? Espero con impaciencia Amanecer, sobre todo la segunda parte, porque la primera, francamente, también es muy romanticona.
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