viernes, 30 de julio de 2010

Eclipse: Triángulo adolescente sobrenatural III

El 10 de julio vi en el cine Eclipse, la tercera entrega de Crepúsculo (Twilight), una saga tan odiada por el público normal como amada por los adolescentes y por mí (y dos o tres amigos cuarentones como yo con alma de adolescentes). Crepúsculo es una serie de libros de fantasía y romance, escrita por Stephenie Meyer, que ha hecho furor entre el público juvenil. Cuenta la historia de amor entre la humana Bella y el vampiro Edward; los dos tienen 17 años, pero Edward tiene 17 años desde 1917, la fecha en que fue convertido, así que se mantiene igual de joven y, como todos los vampiros, es inmortal y guapísimo (sólo hay una forma de matar a los vampiros, pero creo que a estas alturas todo el mundo lo sabe, así que no lo voy a explicar otra vez). La saga literaria consta de cuatro novelas: Crepúsculo, Luna nueva, Eclipse y Amanecer. Las tres primeras ya han sido adaptadas al cine y sólo queda Amanecer, que como es un libro bastante extenso, se va a dividir en dos partes (la segunda, que me parece magistral, va a ser especialmente complicada de adaptar, tengo unas ganas tremendas de ver cómo lo hacen). En Eclipse vuelve a cambiar el director: en Crepúsculo era Catherine Hardwicke, en Luna nueva Chris Weitz, y aquí es David Slade, quien anteriormente realizó dos oscuras cintas: la vampírica 30 días de oscuridad y la sorprendente y muy inquietante Hard Candy. Eclipse, al igual que las dos entregas anteriores, y para deleite de los fans, refleja muy fielmente la novela. Hay algo más de acción que en Crepúsculo y Luna nueva y es aún más romántica y melosa que éstas. Se refuerza el triángulo amoroso entre Bella, Edward y el tercero en discordia, Jacob, el joven indio licántropo. Bella y Edward están tan enamorados como siempre, pero hay algún punto de desacuerdo entre ellos porque lo que más desea Edward es casarse con Bella, y lo que más desea Bella es que Edward la convierta en vampira, y luego está por ahí Jacob metiendo cizaña y sembrando un poco de duda en Bella. Un culebrón, vamos. También está la amenaza de Victoria, la malvada vampira pelirroja, que quiere vengarse de Bella porque la considera responsable de la muerte de James, su también malvado compañero vampiro, muerte que sucedió en la primera parte cuando Edward y su familia salvaron a Bella del ataque de James; total, que Victoria está creando un ejército de jóvenes vampiros para matar a nuestra heroína. Al igual que en el libro, hay varios flashbacks que relatan las historias de Rosalie y Jasper, dos de los hermanos adoptivos vampiros de Edward, y de la tribu de indios licántropos, los quileute. La familia de vampiros de Edward y los indios hombres lobo se unen para proteger a Bella, aunque son enemigos desde hace siglos. La peli tiene acción y fantasía, pero no nos engañemos, más que nada es una historia romántica para muchachas adolescentes. La mayoría de las escenas son conversaciones entre dos o más de los tres miembros del triángulo amoroso, fundamentalmente para decirse lo mucho que se quieren y para que Bella se decida entre el pálido vampiro o el super-musculoso hombre lobo. La peli llega a ser un poco pesadita en este aspecto, incluso para mí, que soy fan, así que para los no fans debe resultar insoportable (supongo que los no fans que la hayan visto habrán ido arrastrados por sus novias y los pobres lo habrán pasado fatal). Reconozco que me parece la parte más flojita de todas, pero como es igual que la novela, tampoco me decepcionó. Sigo pensando que hay un error de casting en los protagonistas masculinos. Edward es demasiado hierático y acartonado, y eso que Robert Pattinson es un actor muy guapo, pero en su caracterización se han pasado con los polvos de talco; y con Jacob (Taylor Lautner) simplemente se han pasado con los anabolizantes. Como siempre digo, la mejor es Bella, que en el libro resulta un personaje un poco cansino en su languidez, pero en la pantalla Kristen Stewart refleja su carácter con gran naturalidad, sin sobreactuar (aunque nadie estará de acuerdo conmigo, claro). También es muy buena la parte en que hacen acto de presencia los Vulturis, los guardianes del mundo vampírico, que tienen tanto poder como mala leche. En Eclipse sus apariciones son breves (sólo en dos escenas) pero intensas. No sale, como en Luna nueva, el fantástico Michael Sheen, pero sí la maravillosa Dakota Fanning, que borda todo lo que hace. También sale, en un breve papel, Jodelle Ferland, la inquietante niña de Tideland y Expediente 39. No creo que el film decepcione a los seguidores de la saga, pero los no seguidores, mejor absteneos, ¿para qué vais a pasar un mal rato? Espero con impaciencia Amanecer, sobre todo la segunda parte, porque la primera, francamente, también es muy romanticona.

sábado, 24 de julio de 2010

La niebla: Horror en el supermercado

Imagínate que vas un día a comprar al Mercadona y no puedes salir porque afuera hay un montón de cucarachas gigantes y otros bichos rarísimos deseando comerte. Ésa es la premisa de La niebla (The mist), basada en una novela corta de Stephen King, el maestro de la literatura de terror (en España le pusieron a la peli el título de La niebla de Stephen King, que vende más). La película está dirigida por Frank Darabont, que tiene experiencia en adaptar a King, ya que dirigió Cadena perpetua y La milla verde, que no son obras de terror sino dramas carcelarios; aunque La milla verde tiene un punto fantástico, ambas son melodramas de estilo clásico y donde lo sentimental tiene mucho peso. Ahora Frank Darabont se atreve con una historia de puro terror, tanto físico como psicológico, ciencia ficción y denuncia contra el propio ser humano. La historia comienza un día cualquiera en un pequeño pueblo de Maine (Stephen King siempre sitúa sus novelas en esta zona de la América medio profunda, porque es de allí). Los protas principales, David Drayton, un exitoso dibujante, y su hijo Billy, de 9 ó 10 años, van a comprar al supermercado del pueblo; ha habido tormenta con rayos y truenos, y después aparece una densa niebla que lo cubre todo. David y Billy se quedan atrapados dentro del supermercado junto con todos los empleados y clientes que estaban allí en ese momento. El pueblo está en estado de emergencia y nadie puede salir de sus casas, porque afuera hay algo, algo que no se ve por la niebla, pero que si sales te mata. Pronto se descubre lo que es, así que esto no es ningún spoiler: son bichos gigantes, con antenas y tentáculos, que se comen a la gente. Así que la película juega primero con la ambigüedad, cuando no se conoce la naturaleza del peligro exterior, y después pasa directamente al horror de efectos especiales, cuando nos muestra a los extraños seres asesinos. Pero también hay un componente de terror psicológico, que viene dado por las propias personas que están dentro del supermercado, y que viene a reforzar la teoría de que los seres humanos pueden ser peores que cualquier amenaza externa. Los personajes se dividen rápidamente en buenos y malos; los malos están liderados por la señora Carmody, la gran villana de la historia, una fanática religiosa obsesionada con el Apocalipsis y el Dios del Antiguo Testamento. Está interpretada por Marcia Gay Harden, actriz siempre maravillosa, en papeles secundarios o principales, en cine independiente o comercial, y que aquí está absolutamente fantástica con los ojos desorbitados, hablando de castigo divino y de expiar los pecados de la humanidad. El protagonista, David, es Thomas Jane, actor también conocido en circuitos independientes, y que era el prota principal de El cazador de sueños, otra muy buena adaptación de Stephen King. Su hijo, Billy, es Nathan Gamble, un niño al que no conocemos de nada, pero que también lo hace muy bien. Después hay otra serie de personajes muy carismáticos, entrañables o siniestros. Destaco a Amanda, la otra heroína de la peli, interpretada por Laurie Holden, y a Ollie, el bondadoso encargado del super, encarnado por el maravilloso Toby Jones. Algunas críticas dicen que hubiera sido mejor no mostrar a los bichos directamente para así mantener el suspense y que no fuese una película típica de terror gore, pero yo no estoy nada de acuerdo. No creo que la trama se hubiese podido sostener tanto tiempo sólo con el suspense. Además, el hecho de que veamos a los monstruos nos permite presenciar un fantástico alarde de imaginación y efectos especiales, ya que son seres realmente aterradores y fascinantes. Otro elemento inquietante de la historia es la ambigüedad moral y en el destino de los personajes; otra de las obsesiones de Stephen King es la religión, y aquí se presenta de una forma intencionadamente sutil y ambigua, de tal forma que te hace incluso dudar de lo que al principio parecía tan claro. La niebla no es sólo un film de terror gore, aunque tenga algunas escenas impactantes en este aspecto, sino que también te hace reflexionar y plantea controversias ecológicas, sociales y morales. También tengo que destacar la melodía que se escucha al final, una hipnótica canción que sirve de apoyo a un final que me dejó clavada en el asiento.

lunes, 12 de julio de 2010

La mosca: El hombre insecto

La última peli de la colección de cine de terror de El País que me quedaba por ver es La mosca (The fly), de David Cronenberg, un realizador canadiense, autor de muy inquietantes cintas de terror y suspense, en las que plasma sus extrañas obsesiones, tales como la transformación física de los cuerpos, la visión de la carne humana y animal, y la fusión entre lo orgánico y lo mecánico (vamos, unas cosas muy raras). Es un cine bastante malsano y perverso, con obras que varían mucho en calidad (en mi opinión), ya que algunas son peliculones como La mosca, otras son films muy interesantes como la muy inquietante y psicológica Inseparables, y otras son bodrios sin sentido como ExistenZ, aburrida fábula futurista de realidad virtual, o Crash (no confundir con la que ganó el oscar a mejor película en 2004, que ésa está muy bien), una peli que a los entendidos y a las mentes retorcidas les encanta, porque hay que ser retorcido para que te guste una historia de personajes que se excitan sexualmente con ¡los accidentes de tráfico! (hay gente para todo). Como veis, Cronenberg es un director muy rarito, pero La mosca es una de sus películas más “convencionales”, dentro de lo que cabe, y yo creo que a todos los amantes del cine de terror nos resulta bastante fascinante y sobrecogedora, incluso hoy en día (la peli se estrenó en 1986). Cuenta la historia de Seth Brundle, un brillante científico que ha inventado una máquina para teletransportar objetos y seres vivos de una cápsula a otra. Tras algunos intentos fallidos de resultado espeluznante y otros ya con éxito, decide hacer la prueba con él mismo, y lo consigue, pero más tarde descubre que una mosca se había metido con él en la máquina, con lo cual, al realizar la teletransportación, su cuerpo se ha fusionado genéticamente con el del insecto. Seth sale de la máquina aparentemente normal, pero conforme pasan los días y las semanas vemos su transformación gradual en un extraño ser, una especie de monstruo con aspecto alienígena, tamaño humano y comportamiento de insecto, vamos, un bicho horrible. Cronenberg no se corta a la hora de mostrarnos la degradación del cuerpo del científico en su metamorfosis, así que veremos cómo se le caen los dientes, las orejas y el pelo, cómo anda por las paredes y el techo, y cómo come, vomita un líquido blanco y vuelve a comer (no sé si las moscas lo hacen así, la verdad es que no he tenido el gusto de observarlo). Son escenas bastante asquerosillas, pero el conjunto merece mucho la pena, porque Cronenberg nos transmite los sentimientos del protagonista, su obsesión con sus investigaciones, su euforia inicial, ya que al comienzo de su transformación se siente muy fuerte e hiperactivo, y sobre todo logra que empaticemos y sintamos pena por él al ver el monstruo en el que se está convirtiendo. También hay una historia de amor con Veronica Quaife, una periodista a la que conoce cuando le entrevista acerca de sus experimentos, y que le intenta ayudar; ella es la auténtica heroína del film. Un gran acierto de la peli es su actor principal, Jeff Goldblum, en uno de sus primeros papeles importantes. No podían haber encontrado un actor que se pareciera más a una mosca ya desde su apariencia humana, con sus ojos saltones y expresivos; además, al principio de su transformación está en la cumbre de su atractivo, luciendo músculos, cuando empieza a desarrollar su fuerza sobrehumana (después está horrendo con un fantástico maquillaje obra de Chris Wallas). Geena Davis (gran actriz, también de ojos saltones, que en aquella época era pareja del propio Jeff Goldblum) interpreta a Veronica, y también está muy acertada en su papel y muy guapa, por cierto. En la peli sólo hay tres personajes importantes; el otro es el tercero en discordia, Stathis Borans, jefe y ex-novio de Veronica, un personaje medio capullo y al principio medio villano, interpretado por John Getz, que también lo hace muy bien, porque logra que nos caiga fatal, que también es lo que se pretendía. La mosca es un remake de otra cinta del mismo título y de 1958, aunque lo único que tienen en común es la idea inicial, la de la teletransportación y la mosca que entra en la máquina al mismo tiempo que el científico, ya que el resultado de la fusión es distinto; en La mosca de 1958 la transformación se produce inmediatamente, y consiste en un intercambio de cabezas y brazos entre la mosca y el científico (también es una película impactante y fascinadora, aunque con la ingenuidad de su época). La mosca de Cronenberg es un film de terror físico y psicológico, con escenas gore y angustia existencial, opresivo, gótico y oscuro. Una alegoría sobre los peligros de la ambición y la ciencia sin control. Una joya del cine de terror de los 80 que resulta igual de impresionante en la actualidad.

The blind side: Meloso melodrama deportivo

The blind side, de John Lee Hancock, es uno de los 10 films que fueron presentados este año al oscar como mejor película, y ésa es la única razón de que yo haya ido al cine a verla, siguiendo mi absurda costumbre de ver todas las películas nominadas en esta categoría. Es también la cinta por la que Sandra Bullock ha ganado el oscar a mejor actriz, interpretando a un personaje real en este azucarado (melo)drama deportivo y familiar. Pues sí, ésta es una peli basada en hechos reales, algo que mola mucho a los americanos, y encima cuenta una historia de superación, que todavía les mola más. Es la historia de Michael Oher, apodado Big Michael por su gran tamaño, un joven afroamericano de origen marginal y familia desestructurada que es admitido en una escuela de alumnos de clase media-alta mediante un proyecto de integración, o algo así, pero lleva mucho retraso en su educación y el pobre no puede seguir los estudios, ni relacionarse con la gente, y vive prácticamente en la calle. Entonces conoce a Leigh Anne Tuohy, una diseñadora de éxito, madre de familia pija, rica, republicana y cristiana, que acoge a Michael en su casa; todos los miembros de la familia le aceptan como uno más y le ayudan para darle una oportunidad en su educación, en su vida y en su carrera como jugador de fútbol americano. Y ésta es básicamente la película: todos muy buenos, felices y perfectos, ayudando al pobre muchacho, que consigue integrarse en la sociedad, ir a la Universidad y convertirse en una estrella del deporte (el sueño de cualquier americano que se precie). El argumento es bonito y debería ser muy conmovedor, sobre todo teniendo en cuenta que es una historia real, ya que resalta el hecho de que todavía hay personas buenas en el mundo, que ofrecen su ayuda desinteresada y todo eso, pero yo es que soy muy cínica y tanta dulzura y bondad me empalagan. Las opiniones sobre esta peli están divididas: a algunos les ha encantado por ser una obra de interés humano, y otros opinan que es una película con buenas intenciones, pero que no impresiona y se olvida poco después de haberla visto. Yo, en cambio, sí que la recordaré: la recordaré por lo empalagosa que es. Aunque tal vez “empalagosa” no sea la palabra adecuada, ya que tampoco se recrea en la lágrima fácil ni en el drama, y eso es de agradecer, pero tiene unos cuantos toques de humor americano-amable-repelente que, en mi opinión, chirrían bastante. Chirría Sandra Bullock, como casi siempre. La mitad de la gente alaba su gran actuación y la otra mitad dice que simplemente está correcta; yo creo que está tan repelente como siempre y que le han dado el oscar porque tendrá muchas influencias en Hollywood y para agradecerle que esta vez no haya hecho una de sus horribles comedias románticas (como Loca obsesión, por la que ha sido nominada este mismo año al razzie). Sí, no hace muchas muecas, pone cara seria, y hace un cambio de registro con un papel de pija de carácter enérgico, y realiza una buena actuación en la escena en la que les canta las cuarenta a sus amigas sacadas directamente de Sexo en Nueva York, pero tanto como para darle un oscar… no sé yo. Chirría toda la familia: el padre bondadoso, la hija adolescente pero también bondadosa y que no se deja influenciar por sus amigas, y sobre todo el niño graciosillo y super-repelente. Son los Ingalls del siglo XXI (aunque La casa de la pradera me encantaba; yo es que soy así de contradictoria). También chirría Kathy Bates, que interpreta a la profesora particular de Michael, gran actriz pero a la que le tira mucho lo sentimental. El único que no me chirría es el prota, Michael, interpretado por un tal Quinton Aaron, que está muy acertado y bastante conmovedor en su papel de gigante maltratado por la vida, con cara de gorrioncillo abandonado y estatura de 1’90 m. (me recuerda a la también nominada Precious, aunque ésa es más dramón). En fin, que es fantástico que ocurran estas cosas en este mundo deshumanizado de hoy en día, y la verdad es que al final sales con buen rollito del cine, y es de agradecer que haya películas con historias felices en vez de las tragedias de siempre, pero este film es tan chirriante, tan… americano, que a ratos me resultaba un poco insoportable, qué le vamos a hacer.