martes, 27 de abril de 2010

An education: Iniciación a la vida


El viernes 16 de abril vi en el cine otro de los films que han estado nominados este año al oscar como mejor película: An education, de Lone Scherfig, realizadora danesa que dirigió en su país Italiano para principiantes (2000) y Wilbur se quiere suicidar (2002), comedia y drama románticos con sello europeo y aire de cine independiente. An education es una película de nacionalidad británica, un melodrama romántico ambientado en Inglaterra en 1961. La protagonista y heroína absoluta es Jenny, una joven de 16 años guapa, inteligente y estudiosa, que toca el chelo, estudia francés, está terminando sus estudios en un estricto colegio de señoritas y quiere ir a la Universidad de Oxford (vamos, divina de la muerte). Pero un día conoce a Peter (creo que se llamaba así el personaje, no me acuerdo muy bien), un atractivo hombre de 35 años, y comienzan una relación. Jenny entra en un mundo fascinante de viajes, cenas, clubs nocturnos, y accede a la vida social y cultural de la época. Entonces se le plantea el dilema de si continuar con Peter y su emocionante existencia, o ir a la Universidad y seguir estudiando, lo cual había sido su sueño por el que había luchado siempre. El film me pareció que estaba fundamentalmente dirigido al público femenino, con mensaje vital de superación, componente romántico, y con bastantes tópicos, la verdad. Es una película que pretende ser revolucionaria y transgresora, en cierto modo, aunque a mí me pareció bastante típica, pero claro, también hay que ponerse en el contexto de la época. Lo mejor, en mi opinión, son algunos de los actores, pero no los protagonistas. La joven Carey Mulligan, que interpreta a la prota, fue nominada al oscar como mejor actriz, la peli está hecha para su total gloria y lucimiento, y todo el mundo ha alabado su fantástica actuación; a mí no me gusta, no sé si es ella o el personaje, pero me parecía una niña bastante sabihondilla y repelente. Peter Sarsgaard, su pareja en la ficción, tampoco me convenció mucho; es un actor que siempre me ha parecido muy guapo y con carisma, pero aquí se nota que le pesan los años (y los kilos), o estaría en horas bajas, porque no le veo yo que dé la talla para interpretar a un galán encantador, tan encantador que hasta es capaz de camelarse a los padres de su novia adolescente, ni tampoco vi mucha química entre los dos enamorados. No, lo mejor no son los protagonistas, sino los secundarios: Danny y Helen, la pareja de amigos alocados de Peter, interpretados por Dominic Cooper, un actor con un carisma tremendo (deberían ofrecerle algún papel interpretando a Federico García Lorca, porque se parece un montón), y Rosamund Pike, estupenda en un papel de rubia tonta y entrañable; los padres de Jenny, interpretados por Alfred Molina (genial) y una tal Cara Seymour; la triste profesora (Olivia Williams), y la estricta directora del colegio (Emma Thompson), mujeres que han renunciado a su vida personal por la enseñanza (ya que el trabajo y la familia eran incompatibles para ellas). An education me pareció una cinta entretenida, con vocación de profunda pero que se queda un poco en lo previsible, ya que lo que nos cuenta nos lo han contado otras veces de mil formas distintas. Lo que más me gustó, aparte de los actores secundarios, fue la parte de drama romántico y la ambientación y banda sonora del Londres sesentero.

jueves, 15 de abril de 2010

Acantilado rojo: Batallas épicas chinas

El domingo 28 de marzo vi en el cine Acantilado rojo (Chi bi), de John Woo, un realizador que nació en China y creció en Hong Kong, donde comenzó a dirigir películas de acción con actores orientales como Chow Yun-Fat y Tony Leung, continuando después su carrera en USA, donde siguió dirigiendo películas de acción, pero ahora con actores americanos como Nicolas Cage, John Travolta y Christian Slater. Acantilado rojo es una película épica china compuesta originalmente por dos partes, durando en total unos 280 minutos, pero en la versión occidental las han reducido a una sola cinta, que dura 148 minutos. Narra la batalla del Acantilado Rojo, extraída de una novela histórica china, El Romance de los Tres Reinos, escrita en el siglo XIV. La acción se sitúa en el año 208 D.C., cuando China estaba dividida en varios reinos. Cao Cao, el primer ministro del reino del norte (el reino de Han), que es el malo malísimo de la película, convence al emperador, que es muy manipulable, para declarar la guerra e invadir a los otros reinos. Él dice que es para unificar el país en un solo reino, pero en realidad lo que quiere es gobernar sobre todos en plan dictador. Primero su ejército ataca a los reinos de Xu al oeste y el este, haciendo huir al pueblo, y después se dirige hacia el reino del sur (el reino de Wu). Los generales del reino de Xu deciden enviar a un emisario, Zhu-Ge Liang, al reino de Wu, para intentar hacer una alianza con ellos antes de que el malo los invada a todos. Supongo que os habréis hecho un lío con tantos nombres chinos, normal. Del reparto sólo conozco a Tony Leung, que ya había trabajado anteriormente con el director, en su etapa de Hong Kong, y con otros directores como Wong Kar-Wai, y que aquí interpreta a Zhou Yu, el virrey del reino del sur y general, o comandante, o lo que sea, del ejército. Este personaje es uno de los principales de la peli, junto con el de Zhu-Ge Liang, el emisario, que es estratega, filósofo y poeta, y está interpretado por el guapísimo Takeshi Kaneshiro. Otros personajes importantes son: Cao Cao, el villano; Xiao Qiao, la guapa y angelical esposa de Zhou Yu; y también una princesa guerrera, cuyo nombre no recuerdo. También soy incapaz de saber los nombres de los actores que los interpretan. Es una película muy épica, muy bélica, y muy larga, pero no se me hizo nada pesada. Como buena peli oriental, tiene una parte poética, reflexiva y minimalista, recreándose en los detalles y las ceremonias chinas, sin resultar aburrida ni lenta. Pero la mayor parte del metraje se dedica a mostrarnos las estrategias de los ejércitos y el arte de la guerra; a mí nunca me ha parecido que la guerra sea un arte, sino algo que no debería existir, y a pesar de eso está contada de una forma que se te hace apasionante. La acción no tiene el estilo característico vertiginoso de John Woo; es espectacular, pero realista (aquí no hay flechas voladoras ni guerreros haciendo acrobacias imposibles). La fotografía es impresionante (sobre todo las imágenes aéreas de los ejércitos en formación), y la banda sonora está llena de melodías bellas y tristes. Total, que es una película muy recomendable y fantástica en el aspecto técnico y estético; el argumento no es que sea muy profundo, en realidad es bastante ingenuo, pero tiene el encanto de las antiguas leyendas.

viernes, 9 de abril de 2010

El libro de Eli: Apocalíptica y ultrarreligiosa

El miércoles 31 de marzo, en vísperas de jueves santo, vi en el cine una peli muy adecuada para estas fechas: El libro de Eli (The book of Eli), de los hermanos Albert y Allen Hughes, que dirigieron en 2001 Desde el infierno, adaptación del comic de Alan Moore sobre los crímenes de Jack el Destripador con Johnny Depp y Heather Graham. El libro de Eli es una película con estilo de western, temática apocalíptica y mensaje muy, muy religioso. Esta vez la humanidad se ha destruido a causa de una guerra nuclear (aunque, como en toda buena peli postapocalíptica, el motivo es lo de menos; lo importante es que la humanidad se destruya). La acción se sitúa 30 años después del desastre, cuando la gente empieza a organizarse en comunidades entre los restos de la antigua civilización. Hay anarquía, escasez y lo más preciado es el agua. El prota, encarnado por Denzel Washington, es un viajero solitario que lleva caminando desde entonces (30 años andando, qué fatiga) con la misión de llevar un misterioso libro hacia el oeste. En su peregrinaje llega a uno de estos pueblos en plan far west donde el cacique que lo gobierna, que es el malo malísimo y está interpretado por Gary Oldman, está obsesionado con quitarle el libro. ¿Y por qué? Porque éste contiene nada menos que la clave para el resurgir de la civilización y la esperanza para la salvación de la humanidad, ahí es nada, pero claro, el malo malísimo lo quiere utilizar para controlar a la gente y mandar más todavía. ¿Qué contendrá el misterioso libro? Supongo que todo el mundo lo sabe, pero yo no digo nada, que luego me regañáis… El escenario decadente y desolado de El libro de Eli es muy parecido al de Mad Max: carreteras desiertas y peligrosas, bandas de moteros criminales, y pequeñas sociedades semicaóticas donde la gente comercia con los más variados objetos que son recuerdos de un mundo extinguido. El film tiene bastante acción, violencia coreografiada y una fotografía fascinante de colores pálidos, casi en blanco y negro. También me gustó la banda sonora, con sonidos electrónicos y con mucha fuerza, o a mí me lo pareció. Denzel Washington hace de héroe de acción duro y atormentado, vamos, lo típico, y lo hace bien. Gary Oldman está convincente de villano, un rol al que está acostumbrado, aunque aquí hace de villano envejecido. La chica guapa y guerrera de la peli es una tal Mila Kunis, que también está muy bien en su papel, y también sale una vieja gloria como es Jennifer Beals, la chica de Flashdance. El argumento es muy surrealista y tremendamente religioso, como he dicho antes, así que, si odiáis los mensajes morales en las películas, mejor no la veáis, o intentad olvidar el mensaje para poder disfrutarla mejor. Yo me lo pasé muy bien viéndola, aunque el guión tiene muchas incoherencias y fantasmadas que no hay quien se las crea, pero es muy entretenida y la atmósfera me pareció muy sugerente.