viernes, 30 de octubre de 2009

Sensación de vivir: Jóvenes y ricos


El canal FDF (Factoría de Ficción), de la TDT, lleva un tiempo reponiendo esta serie que fue un gran éxito entre una parte de la juventud de los 90, y que también fue muy odiada y criticada por otra parte de los jóvenes más inteligentes y maduros, entre los que yo nunca me he incluido. En esa época la veía de vez en cuando, tampoco es que fuera muy adicta, pero la verdad es que me gustaba y me entretenía bastante. Y no tengo ningún reparo en reconocer que ahora, con 40 años recién cumplidos, he vuelto a verla y estoy más enganchada que entonces. El guión, como los de todas las series juveniles, es muy simplón, y los personajes, que pretenden ser profundos e interesantes, pues son bastante planos. Vamos, que la serie no tiene calidad ninguna, eso ya lo sabemos, pero a mí, que no soy muy intelectual, me resulta muy entretenida.

Como todos sabéis, esta serie, cuyo título original es Beverly Hills 90210, cuenta las vidas de un grupo de jóvenes que viven en el susodicho y lujoso barrio de Los Angeles, desde que están en el instituto hasta la universidad, y no sé si continúa después, porque los últimos capítulos no los vi (esta vez me enteraré, siempre que sigan emitiendo la serie y no la quiten por baja audiencia, es decir, por ser yo la única persona de España que la ve). Los personajes son ricos, van a la moda, se relacionan con el mundo artístico, y conocen a gente famosa. Al principio se asombra uno de lo tontos y pijos que son, pero luego los personajes van evolucionando y se enfrentan a todos los problemas propios de la juventud actual, o eso es lo que intenta reflejar la serie. Como retrato social y generacional, no parecía muy realista; a la mayoría de los espectadores, ese mundo glamouroso y super guay les resultaba muy lejano y muy artificial. Encima, los actores, como suele ocurrir, tenían por lo menos 10 años más de la edad que tenían que representar, y eso lo hacía menos creíble todavía. Pero eso no creo que le importara mucho a Aaron Spelling, productor de éste y de muchos otros mega-éxitos de la historia de la tv, como Los ángeles de Charlie, Dinastía o Starsky y Hutch.

Ahora voy a hablaros de los personajes, siento torturar tanto a mis amigos y lectores. Los más protagonistas, en principio, son Brandon y Brenda Walsh, dos hermanos gemelos que se mudan con sus padres, Jim y Cindy, a Beverly Hills. Al principio les cuesta un poco adaptarse al ambiente festivo y soleado de California, porque ellos vienen de Minnesota y allí por lo visto hace mucho frío; además, son los menos millonarios del barrio. Brandon es el más guaperas y super perfecto y no para de ligar, tiene como 40 novias en toda la serie, una detrás de otra, claro, y siempre está enamoradísimo de todas. A veces tiene algún problema, para que veamos que también es humano. Brenda, morena temperamental, tiene bastante carácter y siempre está agobiada por algo. Por lo visto, la actriz que la interpretaba, Shannen Doherty, era muy conflictiva, y de hecho fue una de las primeras en irse de la serie, haciendo los guionistas que su personaje se fuera a estudiar arte dramático a Inglaterra. Después reincidió en otra serie de Aaron Spelling, Embrujadas, y también se tuvo que ir porque al parecer se llevaba mal con todo el mundo, muriendo entonces su personaje. Los padres, Jim y Cindy, son comprensivos y maravillosos, casi, casi, como los Ingalls de la casa de la pradera, aunque sin llegar a alcanzar su perfección. Todo lo contrario que los padres de los demás protagonistas, que están casi todos divorciados, o son alcohólicos, o delincuentes, o directamente tontos. Por cierto, todos los protas son hijos únicos, y si tienen algún hermano, es hermanastro. Los demás jóvenes del grupo son: Dylan, el típico rebelde, surfista, motero, existencialista y ex-alcohólico, para completar. Kelly, que al principio es la rubia guapa y ligona del grupo, de vez en cuando se agobia por su fama de chica fácil, y después se pone a estudiar psicología en la universidad y sienta la cabeza, aunque a veces se le va la olla, como a todos. Steve, rubio bastante alegre y metepatas, muy amigo de Brandon, que se cabrea porque éste liga más que él, y siempre hace o dice alguna estupidez, pero al final siempre lo arregla. David, que al principio no era aceptado en el grupo porque es un año más joven que ellos, y a esas edades ya se sabe lo tonta que es la gente. Le encanta la música moderna y se mete a cantante, o productor musical; la verdad es que cantaba fatal, y los demás actores teniendo que hacer como que les gusta mucho, pobres. Donna, rubia amable y bondadosa, que al principio está acomplejada porque es un poco torpe en los estudios, y porque, a pesar de que liga tanto como los demás, quiere ser virgen hasta el matrimonio, y eso la verdad es que es un grave problema hoy en día. Está interpretada por Tori Spelling, hija de Aaron Spelling, el productor, y todo el mundo decía que era fea y malísima actriz, pero a mí no me lo parece, de hecho, era el personaje que más me gustaba, y me parecía más atractiva que las demás actrices (yo siempre llevando la contraria). La verdad es que es igual de tonta que todos sus compañeros, pero bueno, resulta entrañable. Y Andrea, la empollona del grupo, redactora del periódico del instituto, muy inteligente, pero que no se come una rosca hasta que llega a la universidad, pobrecilla. Más adelante hay cambios en el reparto; se van Brenda y Andrea, que ya ha conseguido ligar y se casa, y llegan Valerie, una morena que empieza siendo la villana de la serie, y cambia continuamente a medio buena y medio mala, y Clare, que es hija del rector de la universidad y su rasgo más distintivo es que no para de ligar y cambiar de pareja, como todos. Los capítulos en que los jóvenes están en el instituto y las primeras temporadas de la universidad son los mejores, los personajes son medianamente coherentes y las situaciones más o menos interesantes, pero después la cosa empieza a desvariar, los protas cambian mil veces de pareja y se lían todos con todos, excepto Kelly y David, cuyos padres se casan y entonces se convierten en hermanastros y ya no se pueden liar (deberían aprender de los Serrano), y Donna, que sólo tiene como pareja a David y a personajes fuera de la pandilla (como Tori Spelling tenía enchufe, seguro que pudo exigir y dijo que ella no se prestaba a esos mamoneos). Para ver todas las parejas que hay a lo largo de la serie, mirad la wikipedia, que lo explica muy bien. Total, que esto termina siendo un culebrón norteamericano juvenil. Se me olvidaba otro personaje: Nat, el maduro dueño del Peach Pit, el bar donde suelen reunirse todos, entrañable como Chu-Li en Falcon Crest, pero con más papel. Muchos de los personajes caen en la droga o el alcoholismo, o en depresiones o sectas, aunque se recuperan rápido, y se acuestan con todos los que pillan, pero ninguno fuma.

Hasta aquí mi larga crónica sobre Sensación de vivir. Si alguien es capaz de leerla, aconsejo que lo hagan por partes para evitar embolias y trombosis.

martes, 20 de octubre de 2009

Infectados: Pandemia del fin del mundo

En estos tiempos que corren, de pánico y paranoia con la gripe A y demás virus, es emocionante ver una peli como Infectados; sales del cine acojonado. La vi el domingo 18 de octubre; Infectados (Carriers) es una película americana, pero dirigida por dos hermanos españoles, Álex y David Pastor. Pertenece al subgénero de películas apocalípticas con humanidad devastada por virus mortal. No se puede decir que sea de terror, al menos, no es terror sobrenatural. Yo la definiría como un thriller-dramón apocalíptico. No salen zombies, ni monstruos, ni muertos vivientes, sino que la gente se muere de verdad por una enfermedad real y super contagiosa, aunque no se llega a decir el nombre de la enfermedad, ni de dónde viene. La película comienza cuando casi toda la población mundial ha muerto o tienen el virus. Los protagonistas son cuatro jóvenes (dos chicos hermanos, la novia de uno de ellos y otra chica), que van conduciendo por las carreteras desérticas de USA para refugiarse en un lugar apartado que conocen los dos chicos, en la playa, y así evitar encontrarse a nadie que les pueda contagiar. De modo que es también una especie de road movie, pero no es un viaje de descubrimiento, como en otras películas, sino un viaje por la supervivencia. No hay héroes ni villanos, los protagonistas son como todos los seres humanos: a veces valientes, a veces estúpidos, y a veces son unos cabrones, pero no tienen más remedio que ser así. Todos tienen la misma motivación: sobrevivir. La película es cruda, directa, sin concesiones. Se pasa fatal viéndola, pero me pareció muy buena. Es un terror real, ves que podría suceder, por eso da más miedo.

sábado, 17 de octubre de 2009

Ágora: La decadencia de una época

El lunes 12 de octubre, después de tanto tiempo esperando, vi por fin en el cine Ágora, la mega-obra de Alejandro Amenábar, de producción totalmente española, pero con todos los actores extranjeros. Me ha gustado más de lo que pensaba, en realidad me ha fascinado. Pensé que iba a ser una superproducción monumental sin alma, y sí, es una película monumental y comercial orientada al mercado exterior, pero tiene el sello propio y característico de Amenábar. Yo creo que una vez más ha vuelto a demostrar que es un genio y un director diferente. La peli recrea la antigua civilización de Alejandría, en el siglo IV d.c., y su protagonista absoluta y heroína es un personaje histórico que nunca se ha tratado en el cine, que yo sepa (yo ni siquiera la conocía de nada): Hipatia, una mujer que fue filósofa, matemática y astrónoma, una científica adelantada a su época. En la película, además, es bondadosa y guapísima (claro, es que la interpreta Rachel Weisz), y tiene dos enamorados incondicionales: Davo, uno de sus esclavos, y Orestes, uno de sus discípulos. Pero a ella no le interesa el amor terrenal, está entregada al estudio y al conocimiento del Universo. En esta época se produjo la división entre el Imperio Romano de Oriente y de Occidente, y fue decisiva en la historia de la humanidad porque supuso el cambio de las religiones politeístas, que adoraban a los dioses, a las monoteístas, en este caso la judía y la cristiana. La película nos muestra cómo convivían todas estas culturas en Alejandría. Bueno, convivir, no convivían mucho, más bien se llevaban a matar. El cristianismo comenzaba a consolidarse como una de las religiones dominantes en la nueva civilización. Y como el poder corrompe, los cristianos son los villanos de la peli, unos fanáticos fundamentalistas. Ésta es otra de las grandes originalidades de Ágora: se muestra al cristianismo en sus orígenes como una secta oscura y perversa, unos auténticos talibanes. Todos hemos visto las películas de la Inquisición donde se ven las barbaridades que hizo la Iglesia Católica, pero nadie hasta ahora había tenido el atrevimiento de mostrar esas barbaridades en la incipiente Iglesia Cristiana. Todos los fanatismos son malos, por muy buenas que sean las ideologías.

La película tiene imágenes espectaculares y escenas muy poéticas. Hay partes muy realistas, cuando se muestra cómo era la vida cotidiana en aquella época, las calles, la gente… En el aspecto técnico también me parece muy innovadora, con movimientos de cámara inusuales, pero que ayudan en el avance de la historia. A veces la cámara se aleja y refleja la acción desde el exterior, tanto, que hay varias imágenes del planeta Tierra, como si fuera un documental del Universo. Mucha gente ha criticado este recurso, dicen que no pega con la historia, pero yo creo que pega perfectamente, porque nos acerca a la mentalidad de Hipatia y a su pasión por las estrellas. Yo creo que la gente que no le ha gustado esta película es porque esperaban una cinta histórica convencional, y Ágora no lo es.

miércoles, 7 de octubre de 2009

[REC]2: Regreso a la Casa del Mal

El sábado 3 de octubre vi en el cine [REC]2, secuela de [REC], y de los mismos directores, Jaume Balagueró y Paco Plaza. [REC] fue un bombazo en su día y un gran éxito dentro y fuera de nuestras fronteras (los americanos hicieron el inevitable remake-calco, Quarantine), y es una película muy acojonante y original, porque puso de moda un estilo (con el precedente de El proyecto de la bruja de Blair), ahora copiado hasta la saciedad: el del falso documental, rodar toda la película cámara en mano como si el que maneja la cámara fuese un personaje más y nosotros sólo vemos lo que él está grabando. Esto se supone que da más realismo a la historia. [REC]2 empieza donde terminaba [REC], con el edificio de viviendas lleno de zombies (últimamente se llaman infectados, y son mucho más rápidos e igual de agresivos que los zombies antiguos), y sellado por la policía y el ejército para que nadie pueda salir. Entonces llega un grupo de Fuerzas Especiales, o Geos, o algo así, aunque sólo son cuatro (y uno de ellos es el que maneja la cámara, porque aquí sigue la fórmula de cámara en mano, claro), con la misión de entrar en la casa para averiguar qué ha pasado y ver si hay supervivientes, y tienen que entrar acompañados de un enviado del Ministerio de Sanidad. Cuando entran, resulta que el del Ministerio es un cura, y todo es una operación secreta de la Iglesia. A pesar de eso, el de la cámara tiene que registrarlo todo, lo cual me parece muy absurdo, pero claro, es la excusa para que siga la fórmula de cámara en mano. Y la misión no es la que pensaban… Ya no cuento más de la misión, porque entonces estaría contando el final de [REC], por si alguien no la ha visto. Sólo os cuento que la culpa de que todos los protagonistas de la peli anterior se hayan convertido en zombies es del mismísimo Demonio, vamos, que los infectados en realidad están poseídos por el Diablo. Esto se descubre pronto, no es un misterio de la película, y a partir de entonces todo el argumento es una mezcla de conspiraciones de la Iglesia, intentos de exorcismos, ataques y transformaciones de los infectados-poseídos, y carreras por la escalera del edificio (esto último, igual que en [REC]). Encima, la cosa se complica cuando, a pesar de las acojonantes medidas de seguridad, consiguen entrar más personas en el edificio, entre ellos unos adolescentes bastante “jartibles” (como decimos en Andalucía), que también llevan cámara, así que la acción también se registra desde su punto de vista. Leyendo esto, parece que la película es un despropósito y que no me ha gustado nada, pero sí que me gustó, a pesar de sus fallos. El argumento es una paranoia, pero el elemento diabólico da un nuevo giro a la trama que yo al menos agradecí, porque si no sería otra vez lo mismo. Los actores está muy bien; sobre todo el cura, interpretado por un tal Jonathan Mellor, es genial, es una mezcla de Padre Karras y de Bruce Campbell (el protagonista de las películas 2 y 3 de la saga de Posesión infernal). Los personajes de los adolescentes son repelentes, pero los actores lo hacen muy bien, y la niña zombi (la misma de la primera parte) sale poco, pero impresiona. Hay doble sorpresa final, pero no la digo, claro.

viernes, 2 de octubre de 2009

Los sustitutos: La vida virtual

El domingo 27 de septiembre vi en el cine Los sustitutos (The surrogates), de Jonathan Mostow, director, entre otras, de Terminator 3, la peor peli de la saga, según todo el mundo, pero que a mí me gustó bastante. Los sustitutos pertenece al subgénero de películas que critican una posible sociedad futura super mecanizada y deshumanizada. La acción se sitúa en una época del futuro (aunque no se dice en qué año), en una sociedad donde todo el mundo vive muy bien, con lujo y confort; las personas están todo el día en sus casas, conectadas a unas máquinas de realidad virtual con las que manejan a unos robots que son los que salen, trabajan y hacen las tareas de cada día. Los robots se llaman “sustitutos”, cada persona tiene el suyo y elige su apariencia física, es decir, que tienen la imagen que a cada uno le gustaría tener, todos guapos y super guay. Vamos, como un Second Life más avanzado. Las personas viven y sienten a través de sus sustitutos-avatares, cómodamente en sus casas, y si hay algún problema, desconectan y ya está. La gente parece estar contenta y acostumbrada a esta vida aparentemente idílica. También hay una minoría, los dreads, que están en contra de este modo de vida, viven en reservas, y rechazan la civilización, pero tampoco son los héroes de la película, sino una especie de secta radical. Entonces aparece alguien, no se sabe quién, que tiene un arma desconocida capaz de hacer explotar las cabezas de los sustitutos y de paso cargarse a sus dueños. Los encargados de la investigación son una pareja de policías, interpretados por Bruce Willis (éste sí es el héroe absoluto de la peli) y la estupenda Radha Mitchell. Ellos, como todo el mundo, también realizan el trabajo, incluyendo persecuciones y disparos, desde su casa, manejando a los sustitutos. Pero el sustituto de Bruce Willis se destroza en una persecución y, como le apartan del caso por saltarse las órdenes y no le van a dar un nuevo robot durante un tiempo, decide continuar la investigación por su cuenta y sale a la calle en carne y hueso, con un par de c…. Menos mal, porque Bruce Willis de robot guapo está bastante ridículo, con peluquín rubio y cara de palo. Está más atractivo de macho salvador del mundo, con barba, cicatrices y cara de agobiado. Y eso es lo que pretende la película, claro, que nos demos cuenta de que es mejor lo natural y vivir la vida por uno mismo, frente a una sociedad artificial, y que tengamos cuidado porque podríamos llegar a eso (ya tenemos el Second Life), en fin, un mensaje que ya hemos visto en muchas películas futuristas de una forma u otra. A mí me gustó la peli, y aunque el mensaje sea el de siempre, creo que está plasmado de una forma bastante original. He visto películas de realidad virtual, pero no he visto ninguna en la que todo el mundo tenga alter-egos robots. Por lo visto, esta peli está basada en un comic (novela gráfica, como les llaman ahora), no me gustan mucho los comics, pero éste debe ser interesante. Los actores, cuando hacen de robots, están muy correctos, ponen caras impasibles, pero no demasiado; son robots bastante humanizados. Y el maquillaje para hacerlos guapísimos tampoco es muy exagerado, excepto en el caso de Bruce Willis, pero supongo que eso lo han hecho a propósito para que nos guste más el Bruce “real”. La cinta tiene bastante acción, claro, pero también tiene su parte psicológica al mostrar el punto de vista del protagonista y cómo sus ideas van evolucionando. Es el típico héroe solitario contra el mundo, pero no es el típico héroe invencible, sino, más que nada, un hombre agobiado, ésa es la impresión que me dio. También me gusta que no haya historia de amor con su compañera, Radha Mitchell, sino que la historia de amor, los problemas y traumas, son con su propia mujer, interpretada por Rosamund Pike; esto también es horriblemente típico, al fin y al cabo es una peli comercial de entretenimiento, pero no es un entretenimiento alienante, sino que te hace pensar un poquillo, que de vez en cuando viene bien.